Con el 30 de noviembre conmemorando el Día Internacional de la Lucha contra los Trastornos de la Conducta Alimentaria, y la cercanía del verano impulsando dietas más extremas en muchas personas, en esta época se busca reflexionar sobre la importancia de la prevención y la detección precoz de estos trastornos.

¿Cuáles son las señales a las que debemos estar alerta? Especialista de Psicología UC revela cuándo la preocupación por una alimentación saludable pasa a ser una meta peligrosa.

Señales de un trastorno alimenticio

Dejar de ir a eventos sociales y de ver a amistades por no salirse de la dieta, probar nuevos fármacos “milagrosos”, y preocuparse de los componentes de cada alimento hasta el punto de llegar a la desnutrición.

Estos son algunos de los comportamientos que hay que tener en cuenta a la hora de pensar en los Trastornos Alimentarios.

De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud, el 9% de la población mundial -unos 70 millones de personas-, padece algún tipo de enfermedad mental relacionada con la comida, y es por eso que el 30 de noviembre se conmemora el Día Internacional de la Lucha contra los Trastornos de la Conducta Alimentaria.

En Chile, un gran porcentaje de quienes manifiestan estas obsesiones corresponde a adolescentes, tal como lo reveló en 2022 el estudio “Trastornos de la conducta alimentaria en adolescentes chilenos: una epidemia silenciosa” realizado por la Facultad de Medicina de la UC.

La investigación, liderada por Melina Vogel, psiquiatra y autora principal del estudio, revela que más de un 70% de la población que consulta por Trastornos de la Conducta Alimentaria (TCA) se encuentra entre los 10 y 25 años, y un 40% entre los 10 y 17 años.

Anorexia Nerviosa, Bulimia Nerviosa, Trastorno por Atracón, son algunas de las manifestaciones más frecuentes, a las que se ha sumado también la Ortorexia, considerada una obsesión patológica en la que la persona evita de forma extrema alimentos con grasas, conservantes, colorantes artificiales u otros componentes que considere dañinos, al punto de llegar a la desnutrición e incluso a la muerte.

Esto, sumado al alza mundial de consumo del fármaco Ozempic y sus variables –medicamentos inyectables indicados para diabéticos, que en el último tiempo han ido ampliando su consumo entre estrellas de Hollywood y personas recomendándolos en redes sociales como el secreto mejor guardado para adelgazar.

¿Cuándo el autocuidado se transforma en un peligro para las personas?

Si bien el surgimiento de estos trastornos puede tener múltiples causas -entre las que se encuentran factores genéticos, neurocognitivos, psicológicos y ambientales-, existen ciertas señales a las que deberíamos estar alertas para prevenir y detectar a tiempo su aparición.

De acuerdo con la profesora de la Escuela de Psicología UC, Camila del Solar, cuando hablamos de estos trastornos podemos ver que existen dos grandes grupos:

Existen los trastornos de la línea restrictiva y los de la línea del descontrol alimentario. En el primero, priman mecanismos obsesivos que favorecen la selectividad y restricción de alimentos, y en el otro, la impulsividad impide ese control”, dice la académica de Psicología UC, Camila del Solar.

Pese a que el autocuidado alimentario es un factor muy importante para mantener una buena salud, esto puede transformarse en un trastorno de la línea estricta cuando la preocupación por la comida sana se vuelve extrema.

En ese sentido, para la psicóloga, una de las primeras señales a las que hay que estar alerta es cuando estas conductas obsesivas pasan a interferir en la vida cotidiana de las personas.

Un ejemplo de ello es el evitar actividades sociales por la necesidad de seguir un régimen alimentario estricto, o la incapacidad de hacer excepciones en la dieta que se propuso.

Si la persona comienza a evitar encuentros sociales o actividades habituales, es un indicativo que la situación puede estar fuera de control. También cuando se observa rigidez en sus planteamientos y no están abiertos a hacer excepciones. Esa rigidez en la alimentación y la incapacidad de hacer excepciones, puede ser un signo de que algo no anda bien”, dice la académica de Psicología UC, Camila del Solar.

Por último, la especialista recomienda estar alertas a los cambios emocionales.
La restricción alimentaria extrema lleva a cuadros de desnutrición y con esto, automáticamente se empiezan a observar efectos emocionales como, por ejemplo, irritabilidad, alteraciones del ánimo y aumento de las mismas conductas obsesivas que generaron el trastorno”, dice Camila del Solar.