Un grupo de científicos chilenos logró frenar la multiplicación del virus de inmunodeficiencia humana (VIH), gracias a un inhibidor de una de las enzimas necesarias para las etapas finales de la infección. Con esto, se descubrió una potencial alternativa de terapia contra el VIH/SIDA.

El hallazgo lo realizó un equipo de investigación del Instituto de Ciencias Biométricas de la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile (ICBM), liderado por el médico Ricardo Soto-Rifo.

Según señaló el investigador, el trabajo se centró en las etapas finales de la replicación del virus y en el proceso de la modificación del ARN, por el cual se determina si el ARN genómico, y cómo se seleccionan las moléculas para cumplir las funciones de mensajero o genoma viral.

Soto-Rifo explicó que “nos interesamos en una de las etapas finales del ciclo de replicación, que es cuando el virus empieza a sintetizar sus componentes y ensamblar nuevas partículas. Aquí había varias cosas no resueltas, y una de ellas era cómo esta molécula de ARN viral, que se denomina ARN genómico, cumple dos funciones claves: de mensajero, para sintetizar las proteínas que forman la estructura del virus, o como genoma viral incorporado en las nuevas partículas”.

“Una de las cosas que aún no se habían clarificado del todo es cómo el virus regula esa dualidad de funciones del ARN genómico, y cómo se seleccionan moléculas para una u otra función. Así nos interesamos en un proceso que ocurre dentro de la célula que se denomina “modificación del ARN”, y más específicamente, en una modificación de la letra A denominada “metilación de adenosinas”, añadió el científico.

El académico explica que además “se ha visto que incluso en personas que poseen cargas virales suprimidas, es decir, que tienen virus indetectable en la sangre gracias a la terapia antiretroviral, padecen de una activación inmune persistente que conduce a un estado de inflamación crónica que los predispone a otro tipo de patologías, que llamamos comorbilidades no SIDA, entre las cuales está el síndrome metabólico, la enfermedad cardiovascular, desórdenes neurocognitivos asociados al VIH, entre otras”.

El descubrimiento podría contribuir a avances en terapias para enfrentar las comorbilidades VIH no relacionadas con el SIDA.