Con 15 años, Isidora Jiménez Maturana ya transita un camino poco habitual en el alto rendimiento juvenil chileno. Estudiante del Colegio Mayor Peñalolén, combina con éxito dos disciplinas de enorme exigencia física: la gimnasia artística y el pole dance competitivo, especialidad en pleno crecimiento a nivel internacional. Lejos de verlas como mundos separados, para ella ambas prácticas dialogan y se potencian mutuamente.

Sus credenciales en la gimnasia artística hablan por sí solas. Este año, Isidora se consagró campeona internacional del Santo Domingo Gymnastics Classic 2025, evento realizado en República Dominicana donde obtuvo el primer lugar en suelo, además de un segundo puesto en barra y una destacada actuación en el all around. Todo lo anterior lo consiguió bajo un contexto adverso: arrastraba una lesión en la muñeca que aún le generaba molestias. “Fue un esfuerzo enorme. Todavía me dolía hacer apoyos, pero que aun así haya salido todo bien y poder ganar fue una felicidad muy grande”, recuerda.

Ese triunfo internacional no fue un hecho aislado. En versiones anteriores de la misma competencia, Isidora ya había logrado podios en suelo, barra y all around, dando cuenta de una evolución sostenida en uno de los torneos juveniles más exigentes del continente. Aquel recorrido, que la encuentra compitiendo en nivel 7, también se ha reflejado a nivel nacional. Durante 2025 integró la selección del Colegio Mayor Peñalolén que se adjudicó la Liga Escolar de Gimnasia Artística (LEGA), el certamen escolar de mayor exigencia del país.

Isidora Jiménez Maturana se consagró campeona internacional del Santo Domingo Gymnastics Classic 2025.

Se consagra también en pole dance

En paralelo, Isidora ha construido una trayectoria igual de sólida en el pole dance competitivo, disciplina que fusiona danza, acrobacias, fuerza y expresión corporal. Compite desde los siete años y su palmarés impresiona: campeona panamericana en tres ediciones (2019, 2021 y 2022), tercer lugar mundial infantil en 2024 y múltiples títulos juveniles elite en campeonatos nacionales e internacionales durante 2024 y 2025.

Desde la mirada de Isidora, esta doble formación representa una ventaja concreta. “Ambas disciplinas se complementan mucho, cada una me ayuda a mejorar en la otra. La gimnasia, por ejemplo, me ayuda con las acrobacias y la coordinación en el pole”, explica. “Y el pole dance, a su vez, me aporta mucho en la parte coreográfica de la gimnasia”, añade. Esa combinación se refleja en rutinas donde la técnica y el control corporal conviven con una marcada dimensión expresiva.

Sostener ese equilibrio implica una rutina exigente. Isidora entrena de lunes a sábado, muchas veces hasta las ocho o nueve de la noche, lo que la obliga a organizar con cuidado sus tiempos entre el colegio y los entrenamientos. “En clases trato de poner mucha atención, porque después no queda tanto tiempo para estudiar. Los fines de semana repaso y me alimento bien, así casi nunca me siento agotada”, comenta. Cuando necesita desconectarse, opta por estar con amigos, ver series o escuchar música antes de competir, una forma de manejar los nervios y recargar energía.

Isidora ha construido una trayectoria igual de sólida en el pole dance competitivo

En el entorno familiar, el proceso ha sido tan desafiante como natural. Para Paula Maturana, madre de Isidora, la constancia de su hija es una de sus principales virtudes. “Desde chica ha sido muy perseverante, ordenada y disciplinada. Algo que siempre me ha llamado la atención es que nunca se ha comparado con otras niñas, su competencia es con ella misma”, comenta. Esa forma de enfrentar los desafíos también se refleja en su trato con los demás. “Es muy buena amiga, siempre está pendiente de ayudar y de acompañar”, agrega.

La convivencia con dos disciplinas y una agenda cargada ha requerido apoyo permanente y comprensión. Paula cuenta que desde pequeña le ha transmitido una idea central: hacer lo que le gusta, pero hacerlo bien y hasta el final. “Ella nunca deja los procesos a medias. Eso lo ha cumplido siempre. Jamás me ha dicho que está cansada o que no quiere ir a entrenar, da lo mismo el día o la hora”, relata. Como familia, el foco está puesto en que Isidora se realice y disfrute el camino. “El deporte le ha dado organización, carácter y equilibrio. Nuestro anhelo es que siga creciendo como persona y que sea feliz haciendo lo que ama”, concluye.