Ciro Immobile ha vuelto a demostrar que está preparado para todo, incluso para salir de su rol de futbolista. Esto porque se sacó el uniforme de la Lazio para ponerse el traje de árbitro y dejar de marcar goles para vivir la ruda experiencia de pitar un encuentro.
Eso sí, no se trata de un duelo de Serie A o Europa League como los que acostumbra jugar semana a semana, ya que en esta situación se trató de un encuentro a beneficio jugado entre la selección nacional del Vaticano, compuesta de empleados del Estado Pontificio, ante el combinado de la Organización Mundial Romovica. Y fue el mismísimo Papa Francisco quien le pidió impartir justicia.
Y como decirle que no al Papa, aún considerando que ya contaba con experiencia en el referato. Esto porque en otros tiempos ya había dirigido algunos duelos de la sexta división italiana, por lo que también se mostró muy agradecido con el Sumo Pontífice por considerarlo para tan exigente labor.
El Santo Padre organizó el enfrentamiento en la Ciudad Deportiva de la Lazio con la finalidad de promover la lucha contra la discriminación, y el resultado final en Formello fue de 7-7, marcador donde Immobile tuvo mucho que ver.
Y es que dos de las anotaciones llegaron por medio de lanzamientos penales cobrados por el goleador histórico de la Lazio, y según han revelado distintos medios europeos al respecto, en uno de ellos tuvo que asistir al VAR para revisar lo sucedido y recibir ayuda para tomar la decisión.
Dicho evento es promovido todos los años por el Vaticano, y en esta ocasión contó con la invitación de la Organización Mundial Rom, que vela por los derechos de las poblaciones étnicas de Rumania.
Pero no solo en el arbitraje se vieron caras conocidas en el mundo del fútbol, ya que en las bancas estuvieron dirigiendo Maurizio Sarri, entrenador de la Lazio, y Edy Reja, DT de la selección de Albania.
Finalmente, Ciro Immobile agradeció en un video compartido por el club al Papa Francisco por pedirle de manera personal que fuera juez en el partido, indicando que se sentía “muy agradecido” por la “experiencia única y emocionante” que tuvo que vivir.