Carolina Luján nació el 13 de mayo de 1985 en Buenos Aires. Comenzó a los 7 años a jugar ajedrez y desde allí comenzó su carrera en el deporte-ciencia. A sus 37 años es Maestra Internacional Absoluta y ya representó a su país en 9 Olimpiadas y ha sumado trofeos en competencias de todo el mundo.
Luján es la única mujer entre los mejores 100 de su país, deun total de 8.000 ajedrecistas federados. Y no solo destaca por sus logros deportivos, sino que también ha aportado desde otros lugares: en 2012 junto a sus colegas del Equipo Olímpico Argentino y otros maestros internacionales, fundó en Argentina la Asociación de Profesionales de Ajedrez, la cual preside desde el 2015.
Además, creó el Programa de Ajedrez de la Universidad Nacional de Tres de Febrero (Untref). En 2014 organizó el Congreso Internacional de Ajedrez y Educación, y por si fuera poco, ese mismo año fundó la Diplomatura Universitaria en Enseñanza del Ajedrez, única formación de este estilo en hispanoamérica.
Actualmente está terminando un diplomado en género y deporte en la Universidad de Buenos Aires, ya que es un tema que siempre ha abordado. En varias entrevistas ha comentado acerca de la desigualdad en el ajedrez: “hay acoso y está totalmente naturalizado. ¿Te vienen a chamuyar? Y bueno, sos la única piba que hay, no le des bola. Que no haya un baño para mujeres, que el aire acondicionado esté al palo; estás jugando sentada, tenés frío y te dicen ‘bueno, están todos en remera’. Los horarios son tarde, entonces tenés que volverte de noche en colectivo, por ejemplo. Y es más peligroso para nosotras”, enumera Luján.
A eso le suma que no hay formación de base como en otros tantos ámbitos deportivos. Frente a la afirmación de que “el deporte femenino no vende”, la ajedrecista se pregunta: “¿Qué hacen para que venda? Porque el único que venden es el masculino. Si ponen un partido de fútbol un lunes a las 10 am, ¿quién lo va a mirar? Es el huevo y la gallina. Si quieren vender, metan el partido un domingo, en la previa del partido de los varones, que ya hay un público convocado para el evento. Busquen marcas afines, etcétera. Hay maneras”, asegura.
En 2017 se negó a disputar un mundial femenino en Teherán, Irán (junto a otras siete campeonas), porque las obligaban a cumplir “leyes de una teocracia” aún en la sala de juego, que debiera ser imparcial. “No fui porque mi argumento es que yo respeto la diversidad cultural, pero sentía que no respetaban la mía. Me obligaban a participar de una cultura que no tengo. Y que inclusive por ignorancia podía ser penalizada de maneras graves”, plantea. Y recuerda que laFederación Internacional de Ajedrez(FIDE) las reemplazó a todas “así nomás” por otras jugadoras.
Carolina Luján continúa siendo una de las más destacadas ajedrecistas a nivel continental e internacional, y no sólo lucha por sumar logros deportivos a su carrera, sino que también ha sido una figura que constantemente se alza y cuestiona los lineamientos desiguales que hay dentro del deporte-ciencia.