Una cruda polémica comenzó a tomar fuerza tras la derrota de Ñublense ante Universidad Católica en la Supercopa, luego de que los propios jugadores chillanejos encararan a Roberto Gutiérrez por su presunta negativa de convertirle un gol en los penales a su ex equipo.

El Pájaro, quien vivió cinco periodos distintos con la franja en el pecho, fue encarado por Nicolás Guerra luego de supuestamente negarse a formar parte de la tanda de penales que definiría al campeón en Concepción.

La situación fue confirmada a Redgol por dos futbolistas del primer equipo de Chillán, asegurando que la actitud del artillero causó la furia de sus compañeros y escaló hasta terminar en una fea discusión en el camarín.

“Él (Gutiérrez) no quería hacerle el gol a los de la Católica y se hacía el desentendido todo el rato cuando con el profe (Jaime García) estábamos eligiendo quién le pegaba (a los penales)”, confesóel jugador de Ñublense a nuestro medio.

“Después quedó la cag* adentro (en el camarín) porque él (Gutiérrez) y el Chiki (Cordero) estaban con la pera por así decirlo por la Católica”, contó, añadiendo que “algunos trataron de calmar pero igual terminaron en empujones y casi termina en combos”.

Jaime García, estratega de Ñublense, fue consultado por esta situación en rueda de prensa tras el partido en el Ester Roa, y aunqueno quiso entregar mayores detalles, tampoco descartó las graves acusaciones.

“No sé, tengo que revisar todo. En realidad tengo que esperar que pase, yo no me di cuenta. Eso es parte extrafutbolística. No me doy cuenta y tampoco… no sé, no me di cuenta qué pasó”, dijo el DT.

Gutiérrez es acusado de haberse negado a convertirle de penal a la UC.

De acuerdo a lo indagado por Redgol, y en información que fue confirmada por dos futbolistas que ayer sumaron minutos ante los Cruzados, “(Roberto) Gutiérrez no quiso pegarle y le dejó todo el peso a un cabro chico que apenas ha jugado dos partidos”.

Además, los reportes indican que el Pájaro habría sido inmediatamente apartado de sus compañeros tras su actuar, produciendo un duro quiebre en la interna del equipo, en una situación que se espera traiga más coletazos.