Este martes el Tottenham oficializó la llegada del joven Ryan Mason como técnico interino en reemplazo del cesado José Mourinho, a sólo cinco días de la final de la Carabao Cup.

El ex futbolista de 29 años ya había jugado en el Tottenham, pero fue vendido al Hull City en 2016 a cambio de 15,4 millones de euros, convirtiéndose en la incorporación más cara en la historia de ese club.

Pero lamentablemente el destino tendría otros planes para él, pues en enero de 2017 tuvo un choque de cabeza con Gary Cahill en un partido ante el Chelsea que le cambió la vida.

Mason quedó K.O. en el suelo del Stamford Bridge y totalmente inconsciente durante varios minutos. Debieron sacarlo con cuello ortopédico y una bomba de oxígeno.

Días después y tras pasar un gran susto, Mason quiso tranquilizar a sus seguidores: "He vivido una montaña rusa, pero tengo suerte de estar vivo. Sentí como si una bomba hubiera estallado en mi cabeza".

El ex mediocampista se salvó, pero tiene una cicatriz que va desde la frente hasta la oreja: "Tengo 14 placas de metal en mi cráneo sujetadas por 28 tornillos y 45 grapas, pero puedo considerarme un tipo afortunado".

Tras 13 meses de intentos por volver al fútbol, finalmente debió retirarse en 2018 con apenas 26 años. "He trabajado sin descanso para poder volver. Desafortunadamente, no tengo otra opción que retirarme debido a la naturaleza de mi infortunio. Estaré eternamente agradecido a todo el mundo que me ha ayudado con esta lesión que puso mi vida en peligro", señaló en su momento.

Ahora, con sólo 29 años tiene un gran desafío por delante, pues en sólo cinco días el Tottenham enfrentará al Manchester City por la final de la Carabao Cup.

Próximamente, Mason se convertirá en el entrenador más joven en dirigir en un partido de Premier League. Hasta la fecha ese récord lo tenía Attilio Lombardo, quien dirigió al Crystal Palace con sólo 32 años.