Danae Vergara nació en una familia deportista donde sus padres lehan dedicado gran parte de sus vidas a la actividad física. Gracias a la iniciativa de ellos de mostrarle el deporte desde pequeña, se motivó para participar en un taller de básquetbol en el colegio y de artes marciales desde los ocho años. Uno de sus tíos es maestro de taekwondo y él le sugirió a su madre que la llevara a la escuela.

Al comienzo no le gustaba el taekwondo. Desde que empezó a los ocho años y hasta los 15, lo practicaba porque le gustaba el deporte y entrenar, pero al momento de competir, se sentía muy nerviosa: “me dolía la guata, lo pasaba mal, pero era una buena deportista. Mis compañeros, entrenadores y familia, tenían muchas expectativas en mí y esa presión me hacía competir y demostrar que era buena”.

Sin embargo, Danae no se sentía mentalmente una buena deportista, y fue recién a los 15 años en que admite que empezó a disfrutar del taekwondo. “Comencé a tomar confianza en mí y a ver de lo que era capaz. Ahora que miro hacia atrás, eso fue lo que más me gustó, la seguridad que desarrollé en mí, la disciplina que logré para mi vida, los valores marciales que aprendes y el compañerismo, aunque sea un deporte individual”.

Danae Vergara

Danae Vergara durante un entrenamiento | Foto: Carlos Iasnibat

Danae desde el inicio tuvo buenos resultados, pues tenía condiciones para el deporte. Fue campeona nacional de su categoría (cinturón negro hasta 67 kilos) durante varios años, logró la clasificación a un campeonato mundial oficial, panamericanos y abiertos internacionales. Además fue campeona del Open de Argentina, que es el mundial abierto de la disciplina, durante tres años consecutivos.

Actualmente se encuentra un poco alejada del deporte, porque a los 31 años fue mamá y se ha dedicdo a tratar de equilibrar sus tiempos entre la maternidad, su vida laboral y el tiempo deportivo: “ha sido un poco difícil porque solo vivimos los tres, mi pareja, mi hijo y yo,entonces tenemos que turnarnos con mi pareja para que podamos trabajar y entrenar. Compatibilizar los tiempos es lo más complejo, pero cuando has llevado una vida de deportista, uno siempre trata de retomar por lo bien que te hace tanto físicamente como mentalmente”.