A fines de la Segunda Guerra Mundial, un niño se suma a las juventudes nazis, con nada menos que Adolf Hitler como amigo imaginario. Al mismo tiempo, descubre que su madre refugia en el ático a una joven judía.
Sensaciones contradictorias afloran cuando ves “Jojo Rabbit”, explorando con curiosidad infantil un terrible periodo histórico en que las ideas extremistas impulsaron el quiebre de la sociedad. Hablamos del pasado, pero es imposible ignorar la similitud con situaciones actuales, aunque suene doloroso. ¿Podemos reír con esto?
Esta sátira muestra lo maleable que es la mente de un niño expuesto a un adoctrinamiento a todas luces incorrecto, con la normalización de la discriminación y la violencia al punto de poner al servicio del totalitarismo a humanos que ni siquiera saben abrocharse los zapatos. La insensibilidad de los adultos con ambición de poder en su máxima expresión.
Pero así como se habla de un fanatismo disparatado, el film propone a los mismos infantes como seres más receptivos antelo que ocurre a su alrededor, incluso más de lo que los adultos quieren asumir. La mente en desarrollo puede corromperse fácilmente, pero también tiene la capacidad para empatizar con un otro que sufre y entender sus necesidades. Una luz de esperanza.
Lo que ha hecho Taika Waititi en sus películas es siempre empujar los conceptos, pero sobre todo la complejidad de las relaciones humanas. Ahí es donde mejor sabe desenvolverse, porque puede estar jugando con la figura mítica de un monstruo clásico (“What We Do in The Shadows”), con un superhéroe de acción (“Thor Ragnarok”), o con el personaje más nefasto de la historia mundial, pero a través del humor negro y una comedia inteligente, toca las fibras necesarias para refrescar sus planteamientos, sin eludir la responsabilidad de abordar temas delicados.
En lo de Waititi hay osadía y hasta ahora continúa saliendo airoso, en lo que a ojos de otros bien puede parecer un riesgo desfachatado y provocador.
“Jojo Rabbit” te pasea por múltiples sentimientos, desde la intolerancia y el racismo, pasando por las dudas y cuestionamientos, hasta la diversión y el amor. La suma de elementos entrega nada menos que una película a todas luces entrañable.