Cuatro años después de los acontecimientos de Halloween Kills, Laurie (Jamie Lee Curtis) vive con su nieta Allyson (Andi Matichak) y está a punto de terminar de escribir sus memorias en Halloween, La Noche Final (Halloween Ends). Nadie ha vuelto a ver a Michael Myers desde entonces. Laurie, después de permitir que el espectro de Myers controlara su realidad durante décadas, ha decidido por fin dejar atrás el miedo y la rabia para dedicarse a vivir. Pero cuando acusan a Corey Cunningham (Rohan Campbell) de matar al niño al que cuidaba, se desencadena una cascada de violencia que obligará a Laurie a enfrentarse de una vez por todas con una maldad que no puede controlar.
La historia retoma cuando la vida de las protagonistas ha comenzado a normalizarse gracias a la desaparición y paradero desconocido de Michael Myers. Por lo mismo, se debía planear toda una nueva línea argumental para echar a andar la trama esta vez.
Es por eso que a la tercera entrega de la trilogía le cuesta emprender el vuelo. La presentación de un nuevo personaje que no es lo suficientemente potente para identificarse con su viaje y un romance que parece muy forzado debilitan la partida. La tensión de una primera escena luego se diluye por la falta de lazos concretos con el antagonista principal.
Halloween: La Noche Final | ¿Cómo es la película con Jamie Lee Curtis?
Es cierto, tras la primera y magnífica primera entrega de esta colección de películas que redefinió la saga, la figura del villano se volvió más una idea a examinar que un una fuerza física a la que combatir. El planteamiento es interesante, pero su ejecución no le termina de hacer justicia.
En la segunda producción la trama se plantea como la propagación de la histeria colectiva por una seguidilla de detonantes extremos. Era básicamente un análisis sobre el comportamiento de masas ante una situación asfixiante que afecta como comunidad. El irracional comportamiento de rebaño que deja de lado toda moral y actúa acorde a un salvajismo innato para resolver el agobio de una tragedia.
En tanto, esta tercera arista viene a ser un estudio de personaje, o sea una exploración individual, sobre cómo la maldad actúa como una infección, se contagia y expande, pero también cómo su proliferación tiene que ver con una predisposición del ser humano a concretar actos maliciosos tras sufrir experiencias traumáticas. De cuando el alma escapa del cuerpo y el psicópata queda a cargo. Obviamente, esto se relaciona con personalidades, pero también sobre como factores del contexto también influyen: la idea de una inminente alteración en la rutina o en lo políticamente correcto, el concepto de un agente caótico suelto y sin contención; además de, claro, la paranoia enfermiza, el temor a lo desconocido y la inseguridad generalizada.
Suena bastante familiar. La trilogía Halloween habla inevitablemente de lo que se vive en este momento. La misma Jamie Lee Curtis lo comentó, lamentando la proliferación de los discursos de odio, como si el mundo no hubiese aprendido del fascismo.
El problema es que el envase en que se entrega el mensaje trastabilla en su ritmo, no logra los lineamientos para generar empatía y deja de lado a la protagonista, a Laurie Strode, la principal conexión del público con la franquicia. Absurdo. Por eso cuesta enganchar con lo nuevo de David Gordon Green.
Eso hasta que te arroja un cable a tierra y electrifica todo, precisamente con Strode despertando de su estado de letargo, dándose cuenta de que una vez más su familia atrajo al mal y todo explota, incluyendo cabezas.
La segunda mitad de la película no se queda corta en gore, con un par de muertes de antología, aparte de que se ve el enfrentamiento definitivo entre Laurie y Myers. Tenso hasta el final.
Halloween Ends es el testimonio definitivo de una trilogía que tiene atractivos planteamientos, una saga slasher con contenido y la cuota de sangre siempre agradecida por los fans; pero que falla en su ejecución. Lamentablemente, fue de más a menos, pero que no se mal entienda: los ingredientes sabrosos están, pero cada uno por su lado, porque la mezcla final es más bien amarga.