¿Te has preguntado por qué una copa con amigos puede hacerte sentir eufórico, mientras que beber solo te puede deprimir? Un nuevo estudio de la Universidad de Texas en El Paso (UTEP) podría tener la respuesta y nosotros te lo explicamos.
El cerebro social: Más allá de la charla trivial
Los investigadores descubrieron que el entorno social influye significativamente en cómo reaccionamos al alcohol.
Según el biólogo Kyung-An Han, cuando bebemos en grupo, nuestro cerebro se comporta de manera diferente a cuando lo hacemos solos. ¿La razón? La dopamina, la molécula del placer y la motivación, parece ser la clave.
Experimento con moscas de la fruta
Para explorar este fenómeno, el equipo de UTEP utilizó un grupo inesperado de sujetos de prueba: moscas de la fruta.
Aunque estos insectos puedan parecer un modelo poco convencional, comparten un 75% de los genes que causan enfermedades humanas, lo que los convierte en un modelo válido para estudiar el comportamiento humano.
En el experimento, las moscas fueron expuestas a vapor de etanol, simulando el consumo de alcohol. Algunas estaban solas, mientras que otras estaban en grupo.
Los resultados fueron claros: las moscas que “bebieron” en grupo mostraron una mayor actividad, comparado con las que lo hicieron solas. Este aumento de actividad se asocia con la dopamina, especialmente en aquellas moscas con niveles elevados de esta molécula.
Para entender mejor este efecto, los científicos identificaron que el receptor de dopamina D1 juega un papel crucial en la reacción al alcohol en un entorno social. Este receptor está vinculado al Trastorno por Uso de Alcohol en humanos, lo que podría explicar por qué algunas personas son más vulnerables a desarrollar problemas con la bebida.
¿Qué significa todo esto para nosotros?
El estudio, publicado en la revista Addiction Biology, sugiere que beber en compañía no solo puede hacernos sentir mejor, sino que también puede influir en la manera en que nuestro cerebro procesa el alcohol.
Esto abre la puerta a nuevas investigaciones sobre cómo el entorno social puede afectar nuestra relación con la bebida y cómo podríamos abordar los problemas relacionados con el alcohol.
¿Qué sigue? El equipo de UTEP no planea detenerse aquí. Su próximo objetivo es profundizar en cómo el receptor D1 y la dopamina interactúan con otros factores para influir en nuestro comportamiento frente al alcohol.
Como dice Han, “nuestro trabajo tiene el potencial de ayudar a las personas a vivir mejores vidas”.