El Día Internacional de la Mujer -conmemorado el 8 de marzo- trae consigo muchas discusiones relacionadas con la desigualdad de género. Una de ellas es el llamado impuesto rosa, también conocido como impuesto de género. Ambos nombres vienen del inglés pink tax y gender tax, respectivamente.
¿Qué es el impuesto rosa?
El impuesto rosa es el cobro extra a productos y servicios dirigidos directamente al público femenino, incluso cuando haya un equivalente para el público masculino.
De ahí viene el nombre, ya que muchas veces la única diferencia del producto es su color, que generalmente es rosa cuando está destinado a las mujeres.
Un ejemplo claro de esto son las máquinas de afeitar, puesto que tanto las que son para hombres, como las que son para mujeres tienen el mismo objetivo y funcionan de la misma forma, pero su precio no es igual.
El término comenzó en la década de los 90’ en California, Estados Unidos. En ese entonces se le conocía como “impuesto a la mujer”.
¿Por qué las mujeres deben pagar más por algunos productos?
El Informe de Impuesto Rosa de 2021 del Sernac establece que este sobreprecio sería un fenómeno común en varios países, como consecuencia de la estrecha vinculación entre la mujer y el hogar, lo que explicaría su mayor peso en las decisiones de consumo.
“El ser más activas las mujeres en el mercado las convierte en un target perfecto para dedicar el marketing y las estrategias de consumo. Esto pesaría más que la situación laboral de la mujer y su nivel de educación y, en efecto, en el transcurso de la vida de una mujer el impacto financiero de estas disparidades de precios sería significativo”, indica el reporte.
Sernac asegura que trabaja constantemente en analizar este fenómeno para establecer posibles infracciones y malas prácticas que afecten la decisión de compra informada del consumidor, así como también en proponer correcciones y colaborar en la transparencia del mercado.