Uno de los dos candidatos a la selección chilena en caso de que no siguiera Reinaldo Rueda en el banquillo de la Roja, es el venezolano Rafael Dudamel. El técnico de la Vinotinto está dirigiendo en este preciso instante a su selección en la visita al cuadro autonómico de Cataluña -capitaneado por Gerard Piqué- en el que podría ser su último amistoso al frente del cuadro de su país.

¿La razón? Tras vencer a Argentina en Madrid el pasado viernes, Dudamel puso su cargo a la orden, por lo que denunció, fue la politización de su selección. El problema de fondo va porque el vicepresidente de la Federación Venezolana es Pedro Infante, ministro del deporte de aquel país y reconocido oficialista: este le habría reclamado al técnico la presencia del embajador del gobierno provisional de Juan Guaidó.

No es el primer problema político que tiene Dudamel siendo seleccionador. Cuando lideró a la Sub 20 de su país a la final del Mundial de 2017, también le mandó su recado al régimen de Nicolás Maduro. “Presidente, paremos ya las armas”, dijo al aire.

Desde la concentración venezolana en Cataluña aseguraron no saber nada del posible interés chileno en Dudamel y se esperaba que, pese a todo el revuelo generado, el técnico fuera ratificado independientemente de cualquier reclamo político.

Dudamel incluso tiene a una hija viviendo en Santiago y ya conoció a la dirigencia del fútbol nacional durante el pasado Sudamericano Sub 20 en Rancagua.