El tenis italiano está de fiesta. Tiene a Jannik Sinner como número 1 en varones, a Lorenzo Musetti en semis de Wimbledon y ahora emergió fuertemente Jasmine Paolini (7 del mundo), tenista de apenas 1.60 de estatura que llegó a la final en la Catedral en la rama femenina.
Paolini, que tiene sangre polaca y ghanesa, derrotó por 2-6, 6-4 y 7-6(8) en semis a la favorita de las apuestas, la croata Donna Venkic (49 del mundo), en un partido de casi tres horas para el infarto. Jugará la final ante la checa Barbora Krejcikova, que batió a Emilia Rybakina por 3-6, 6-4 y 6-4.
Paolini no es una novata en el circuito, pues tiene 28 años y siempre ha llamado la atención por su baja estatura. Un asunto del que ella se ríe constantemente en las entrevistas que entrega.
“Es difícil, es difícil. Cada jugadora tiene tiros y sus cosas positivas, pero a veces no es nada fácil cuando pasas por al lado de estas jugadoras altas, parece como si fueras menos que ellas, son todas muy grandes y yo soy pequeñita”, contó Paolini en Punto de Break.
El problema de Paolini para servir
Paolini contó cuáles son las tenistas que mira hacia arriba y le causa gracia. “Rybakina, Sabalenka… no hay manera de compararse con ellas”, se rió. “Pero está bien, me quedo con las cosas positivas, sé perfectamente cuáles son mis armas, así que no tengo ningún problema”.
Eso sí, entiende que podría ser más agresiva en su juego si midiera un poco más. “Ser más alta me ayudaría a tener un mejor servicio, pero no me preocupa”, indicó.
Además, señaló que cuando empezaba en el tenis debió soportar la mala onda por su estatura. “Me pasó, por supuesto. Hubo mucha gente que veía mi estatura como un problema para ser tenista, pero me daba igual, nunca presté atención a esos comentarios”, manifestó.
“Lo que tengo es lo que hay, es increíble haber llegado hasta aquí con mis 160 centímetros”, cerró sobre lo que le ha tocado vivir.