Un extrañísimo incidente protagonizó Canarinho, la mascota oficial de la selección de Brasil, que anoche llegó a Moscú para medirse ante Serbia este miércoles en el cierre de la fase de grupos del Mundial de Rusia.
El corpóreo fue retirado del hotel de la concentración verdeamarela por la seguridad rusa, pese a que forma parte de la delegación oficial. El plumífero fue apartado del ingreso y terminó tocando el bombo y sacándose fotos como cualquier hijo de vecino, junto a la torcida.
Pese al impasse, el desplumado personaje estará presente este miércoles en el estadio de Spartak, donde el equipo de Tite debe conseguir un punto más para clasificarse a los octavos de final de la Copa del Mundo.
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