El experimentado y polifuncional mediocampista del Besiktas, Kevin-Prince Boateng, habló con la cadena Sky Sports y se refirió al tema del racismo, esto tras el asesinato de George Floyd en Estados Unidos a manos de un policía.
El alemán de origen ghanés es uno de los futbolistas más activos contra el racismo y lo ha sufrido en carne propia por su piel oscura.
“Más que triste, estoy enfadado. Duele tener que tener siempre estos mismos sentimientos. A mí me han hecho gestos de mono o me han dicho: por cada gol que metas te daremos un plátano, te vamos a meter en una caja y te vamos a devolver a tu país, negrata. Me han tirado agua y me han dicho que me van a limpiar la suciedad”, dijo Boateng.
Agregó que “gestos como los del Liverpool son un buen comienzo para saber que están con nosotros. ¿Pero qué hace en general el fútbol? No mucho, un anuncio en la tele o una pancarta cuando salen los equipos al campo”.
Complementa: “entiendo que no es una posición cómoda para los jugadores, mucha gente piensa que si dice algo o comparte algo equivocado va a perder un contrato o un sponsor. No haces nada malo cuando intentas ayudar a la raza humana”.
Sobre la misma, el ex jugador del Barcelona recordó el día en que abandonó la cancha cuando jugaba en el Milan tras sufrir insultos xenófobos.
“Cuando era joven intentaba ignorar el racismo y tragármelo. La gente que me conoce me dice que lloraba, me iba a casa y nunca decía nada. Yo les digo que es porque era un cobarde, no era lo suficientemente fuerte. Ya no soy un cobarde, ese fue el momento en el que dije que ya era suficiente. Me sentí triste y enfadado, quería enseñarle al mundo que no iba a dejar que me hicieran eso nunca más”, expuso.
Por otro lado dijo una gran verdad: sin contar que cada persona es importante independiente de su raza o color de piel, ¿qué sería del deporte y sin protagonistas negros?
“Haz una cosa: coge a todas las personas negras y sácalas del deporte. Y a todos los actores negros y quítalos de las películas. ¿Cómo sería? Aburrido. Me gustaría un día que ningún jugador negro fuese a trabajar. Quizás en el cumpleaños de George Floyd. No porque no queramos trabajar o como falta de respeto al club, sino para honrar a la comunidad negra”, sostuvo.
Por último sentenció que “las sanciones en el fútbol son una broma, al principio creía que funcionaban pero la gente se siente cómoda, puede sentarse en el estadio y llamarnos de todo. Ese policía se sintió cómodo con la rodilla en el cuello de Floyd. Ese es el problema, se sienten cómodos porque no hay consecuencias. ¿Cuáles son las consecuencias? ¿No ir al estadio, una multa? ¿Una multa al club?”.
¿Se debe castigar con más fuerza el racismo?
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