Barcelona acababa de empatar el partido ante Leganes cuando el cuarto árbitro levantó la paleta de cambio. Era el minuto 56 y Arturo Vidal estaba ansioso por ingresar a la cancha cuando a varios metros, el francés Antoine Griezmann miraba que el que debía salir, era precisamente él.

El francés que había tenido buenos partidos con su selección en la fecha FIFA y de hecho había convertido, estuvo otra vez lejos de su nivel y las dudas sobre su rendimiento desde que llegó al Barca, crecen cada día más.

Según Mundo Deportivo “parece jugar un partido distinto al de sus compañeros, que le buscan poco y no le encuentran nunca”.

Parecido escribió Sport: “Exiliado en la banda izquierda (aunque acabó jugando por la derecha), el francés trabaja para mejorar su encaje en el equipo: se ofrece a sus compañeros y se desfonda en la presión, pero sus intervenciones están lejos de generar peligro”.

Hay que considerar que a los goleadores hay que respaldarlos, aguantarlos, bancarlos y es algo que Ernesto Valverde precisamente no hace si consideramos que el primer cambio fue Griezmann, y ni siquiera por un delantero, lo reemplazó Vidal.

Ahora dependerá del francés revertir esta actualidad donde está muy lejos de lo que mostraba domingo a domingo con el Atlético de Madrid.