Cristián Campestrini fue el último arquero de Everton de Viña del Mar antes de la llegada de Johnny Herrera, quien fue oficializado 39 segundos después de que el argentino supiera que no sigue en el conjunto Ruletero.
Una historia llamativa que, en conversación con el Instagram de Redgol, Campestrini narró con lujos de detalles.
“Salí con mis valores, con mi ética de la mejor manera. Hicimos un gran año. Por lo que estaba sufriendo el país se canceló el campeonato. Justo había agarrado Javier Torrente y el equipo estaba en crecimiento, el Chavo Díaz tenía un gran cuerpo técnico también. Estábamos a dos putos de Sudamericana. Teníamos una relación fluida y me agarró tristeza, pero al otro día me tenía que levantar”, expresó.
Además agregó que “fue raro, en unaesa semana el presidente me dijoque quiere que yo renueve. Yo le dije que no podía firmar un contrato cuando quedaban seis partidos. Cuando dan por terminado el campeonato, le digo al presidente que quiero seguir dos años más. Él me dijo un año por la misma plata o si no que me vaya. Yo le dije que en todo trabajo se negocia cuando se termina un contrato, una caricia, un aumento. Capaz que no se hizo lo que quería el plantel, pero estábamos bien. No me pareció una buena respuesta y me fui a Argentina”.
¿Fue correcto lo que hizo Everton con Campestrini?
¿Fue correcto lo que hizo Everton con Campestrini?
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Campestrini siguió narrando esta llamativa historia. “Cuando llegué, recibí un mensaje grande como un iPhone Pro que decía que se había equivocado. Me dijo que disfrutara de las vacaciones y que lo arreglábamos a la vuelta. Contesté que sólo quería atajar dos años más, que lo económico no era tema y al otro día me llaman por WhatsApp y me dicen que no seguía en Everton. Para mí fue un cotillón armado. Yo dije que la plata no era impedimento, sólo quería dos años, di mil opciones y a los 39 segundos firmó su contrato Herrera”, contó.
Para finalizar agregó que “sé cómo me manejé, sé los valores, no tengo por qué decir que me fui mal de Everton. Soy un súper agradecido del club, una ciudad hermosa, dos cuerpos técnicos fascinantes, compañeros extraordinarios, el profe de arqueros Zamora, el cuerpo médico. Irse mal es boxearse con cinco compañeros, yo me fui formidable”.