En 2010 y tras la partida de Manuel Villalobos, a Universidad de Chile le urgía traer otro ariete que fuese relevo del uruguayo Juan Manuel Olivera y fueron por quien venía de cumplir una gran campaña en la Universidad de Concepción: Gabriel Vargas. Un delantero diferente a los centroatacantes tradicionales no tan alto, pero con mucha habilidad y con un buen poder goleador que nadie podía discutir.

Y respondió precisamente con lo que sabía hacer, desde un comienzo y si bien Olivera era el titular y el retorno de un amado Diego Rivarola podían complicar sus opciones, rendía en base a lo esperado e incluso, le pasaron la “7” al llegar, pero con el retorno de Goku, tuvo que devolverla, aunque para él nunca fue tema y mucho menos un problema. 

Un año más tarde lo encontró más maduro, con ganas de ganarse una camiseta de titular, pero la llegada de Gustavo Canales iba a complircar sus apiraciones.

¿Cómo recuerdas la llegada de Jorge Sampaoli?

Al cabo del primer año me quería ir, incluso tuve una reunión con un dirigente, quería el préstamo. Años antes, Sampaoli me quiso en O`Higgins así es que cuando él llegó quiso que me quedara. Yo sabía que tenía que pelearla también porque llegó Gustavo Canales, estaba Diego, en fin. En general sentí que cumplí, pero nunca tuve cuatro o cinco partidos consecutivos. No es que me calentase, pero yo solo quería jugar.

¿Y qué te faltó, Gabriel?

Es que el equipo volaba. Al fin y al cabo fueron pocos los partidos que fui titular con él y entraba en los segundos tiempos, si tenía la oportunidad de entrar había que hacerlo concentrado.

Gabriel Vargas recuerda el año más importante de Universidad de Chile (Agencia Uno)

Gabriel Vargas recuerda el año más importante de Universidad de Chile (Agencia Uno)

¿Hablabas con tu DT?

El Viejito era buena onda, pero si no jugabas ni te pescaba la verdad. Si jugabas eras importante, esa sensación uno sentía. Igual uno tiene que trabajar y yo tenía claro mi rol. Es un técnico exitoso y en ese momento a casi todo el equipo le sacó rendimiento.

¿Y cómo recuerdas esa llave ante la Unión Española en los playoffs del Clausura 2011?

Ahí fue cuando me fui. Al día después de ganar la vuelta 3-0 e hice dos goles, sabía que no iba a jugar en la final de la Sudamericana y ahí el profe me agarra, o sea, venía con confianza de hacer goles ante la Unión y sentía que iba a ser titular ante la Católica en la semifinal, con todo eso, me agarra el Pelaíto y me dice que está agradecido de mi compromiso y que cuando me necesitó, cumplí pero si tenía la opción de buscar otro club que lo hiciera. Imagínate, venía prendido y me quitó toda la ilusión. Ni siquiera me citó ante la Católica, se me vino todo encima. Fue mi momento más triste en mi paso por la U.

 

¿Le pediste explicaciones?

Es que estaba triste, ni siquiera fui al camarín en la semifinal ante la Católica, estaba incómodo y hasta cayeron lágrimas. Es que te hacen sentir como que no serviste nomás, ¿Para qué ibas a jugar esos cuatro partidos? Creo que hay momentos y momentos para decir las cosas y ese no era el momento.

¿Qué sensaciones te dejó ese año, entonces?

Cuando uno gana títulos y en un equipo grande como que es normal y más encima en un plantel de veintitantos jugadores, como que de verdad los títulos no los disfrutas tanto.

 

¿Te hubiese gustado seguir?

Con el “Pelao” ni cagando, soportarlo un año y más encima no sabes lo que te espera. Yo me sentí utilizado, un día sí o un día no, esa sensación es super mala y te perjudica el hecho de estar concentrado porque si rendiste y después no te cita, es perjudicial. El tipo es exitoso porque además te convence, pero estaba eso otro.

¿Y el grupo?

Grupo muy bueno, muy sencillo, muy unido, de ellos no tengo nada qué decir. Tenía mi grupito con el Edu, el Chueco Mena, Juan Abarca. Muy buen grupo, lo pasábamos muy bien. Siempre me acuerdo de Marcelo Díaz, porque decía que él quería ser Rafael Araneda. ¿Qué iba a animar él? Ni pinta tenía. El más feliz para el Amigo Secreto era él, porque le regalaron un micrófono.

 

¿Un partido que recuerdes?

Uno que le ganamos a Wanderers en Santa Laura. Volábamos, es que además es más fácil anotar cuando juegas con puros buenos jugadores, hice uno.

¿Y el partido ante Flamengo?

Yo estaba en la banca, no quería entrar porque me daba vergüenza, “¿A qué voy a entrar?” Me preguntaba. Un baile, los tipos jugaban de memoria.  Eduardo Vargas se fue al Nápoles, volaba.

¿Cómo recuerdas los viajes?

Yo era el jugador 20 en los viajes, pero eran muy buenos y se disfrutaban. El equipo andaba muy bien y teníamos la convicción que podíamos salir campeones. Lo único malo es que no jugaba, nomás. Pero como te digo, siempre era el 19 o 20 en los viajes. Lo respetaba, pero me calentaba. Iba de hincha, estaba asumido que no sería suplente y solo me quedaba disfrutar de los viajes, todo gratis, con todo pagado. 

 

¿Manifestaste esas incomodidades?

Es que si era titular en el campeonato nacional lo lógico era ir a la banca, pero llega el momento en que uno acepta y es así el tema, ¿Qué le vas a hacer? Molestaba sí, pero era algo personal porque uno tiene que sumar positivo y darse cuanta que quizás habían compañeros con más condiciones. Uno no es que ensuciaba el ambiente, no era de esos, la bronca era personal. Yo solo quería jugar, estar en la banca en la Sudamericana, ni siquiera jugar.

¿Fuiste Feliz en la U?

Solo quería jugar más en la U y creo que me lo merecía porque siempre respondí, ser más partícipe. Me fui con esa sensación de 'pude haber jugado más', pero sí feliz porque integré esa nómina de la Sudamericana, gané campeonatos porque jugué en esos torneos que ganamos, pero siempre me quedó esa sensación que quise jugar más. En la U hice goles, tenía cuatro oportunidades y hacía dos. Si jugaba más de seguro anotaba más. 

 

Y volviste a Concepción…

Sí, me pude ir a China, pero no quise.

¿Habrán sido los mismos que terminaron llevándose a Canales?

No se, capaz. 

¿Cómo percibes a la gente y al hincha contigo?

Siempre la gente te expresa el cariño y estuve con grandes jugadores, es por eso que me quedó la sensación que pude jugar más. Estaba Diego, un gran jugador y anduvo muy bien, pero siento por ahí que él tenía ese plus de “ídolo” que no cualquier jugador lo tiene. Ahora bien, personalmente siempre agradecido del hincha de la U, me demuestran su cariño en redes sociales o en la calle y son muy respetuosos, eso no lo tiene nadie. El hincha es admirable y respeto ese cariño que me tienen.