Carlos Caszely tuvo una íntima conversación con el programa de Martín Cárcamo “De Tú a Tú”, en el que recordó el triste momento en que su madre desapareció por unos días tras el golpe militar en 1973. El ex futbolista compartió recuerdos tan dolorosos, que no pudo contener las lágrimas en cámara.
Caszely se casó justo ese año e hizo uno de los mejores goles de su carrera al Emelec, equipo ecuatoriano, en donde según él comenzó el “se pasó, se pasó”.Tenía 20 años cuando se produjo el inicio de la dictadura y ya era reconocido por tener una posición política.
“Siempre me he definido como un deportista con conciencia social. A eso pónganle el apellido que quieran. Tengo amigos de izquierda, amigos de centro y amigos de derecha. Pero amigos. Porque antes de ser periodista eres persona. Antes de futbolista eres persona”, dijo.
Y añadió que “siempre me he preocupado más de la persona que del partido político, porque para mí son agencias de empleo. No es que tengan un ideal. Yo pertenezco a la UDI voy a tener trabajo, pertenezco al PS voy a tener trabajo. Creo que el trabajo hay que dárselo a los mejores, no por su posición política”.
Caszely cree que la desaparición de su madre en ese momento fue por él, porque era partidario de Salvador Allende. “Estaba viviendo en España. Mis padres vivían en El Llano, y se pone un fotógrafo de estos de cajón. Pero nunca sacó una foto. Mi papá fue a hablar con este señor, le guardaba la cámara en la casa, cuando llovía lo invitaban a comer, a tomar un café. Y después que se llevaron a mi madre detenida, este gallo no apareció más. Entonces, nosotros pensamos que era un sapo“.
Si bien no militaban en ningún partido político, cuenta Carlos, “un día, cuando mi padre vuelve a la casa, estaba la reja y la puerta abierta y el delantal de mi madre en el antejardín. Llama a mi hermana, va a la panadería, la empezaron a buscar, las 11, las 12, las 1. Llamamos al jefe de médicos del Jota que era amigo de nosotros y empezaron a averiguar por todos los hospitales, no estaba. Morgue, fueron a la morgue a preguntar”.
“Todo fue un caos, no solo de la familia sino del barrio, porque todos sabían que no estaba. Buscándola por todos lados. Dicen que tipo 7 de la tarde, llaman por teléfono: ‘don René, hay una señora acá que se llama Olga Garrido, está botada en un peladero en Vicuña Mackenna’“.
“Partieron rajados para allá y en un peladero estaba mi madre con la mandíbula rota, ensangrentada“, cuenta entre lágrimas. “La llevan al hospital, y constatan lesiones. Es fuerte. No sé expresarte, Martin, la verdad”.
El llamado “rey del metro cuadrado” luego explicó que “volvemos en junio de España, felices. Mi mamá rara, mi papá raro, mi hermana rara, mi cuñado raro”.No querían contarle cuando lo vieron, querían esperar a llegar a la casa. Entonces, su madre lo llama aparte, a la pieza, para poder contarle, pero él no le creyóen un principio.
Caszely detalla que fue en una camioneta blanca, la agarraron, le pusieron una capucha y se la llevaron. Desconoce dónde la llevaron, le pegaron y le preguntaban por su hijo y por los dólares que supuestamente le mandaba para la resistencia. Un hombre que dijo ser amigo de Carlos la ayudó. Su mamá le muestra las quemaduras de cigarro en su pecho.
“Entonces tú dices, ‘¿por qué los seres humanos son tan malos?’ ¡Una vieja que no le hacía daño a nadie! Tenía sus pensamientos políticos como yo, como tú, como cualquiera. No tenemos armas en la casa, no conocemos terroristas. Ahora quiero conocer uno para que me diga por qué. No lo entiendo. No logro entender el daño que se hace al ser humano. No me cabe en la cabeza“, lanzó.
Caszely confesó que le duele la cabeza cada vez que recuerda esa parte de su historia y que recurrió a un psicólogo por lo mismo, quien le dijo que para desahogarse tenía que contar sus cosas.
Cuando su madre estaba a punto de morir, en 1998 a los 74 años, los llama, les agarra las manos y les dice “hijos, no tengan odio ni rencor porque tienen hijos y no quiero que a mis nietos les traspasen odio”. Fue lo último que les dijo.
“¡Una vieja linda! ¡Linda por donde se le mire! O sea, ya postrada en su cama, después de tantos años y de no saber por qué, no entender por qué, nos agarra las manos, nos dice eso y al par de horas se fue”, sentenció el histórico de Colo Colo.