Claudio Bravo forma parte del selecto grupo de los mejores arqueros del planeta, pero se encarama en la elite del fútbol mundial gracias a una característica cada vez más importante en la concepción táctica de un equipo, el juego de un arquero con los pies.
Su educada cualidad se remonta a la formación que tuvo en Colo Colo con Julio Rodríguez, que profundizó en la Real Sociedad y consagró en el Barcelona, al punto de que Pep Guardiola lo requirió para su proyecto con el Manchester City en Inglaterra.
"Sí, a mí me tocó el primer año. No es fácil en ese sentido porque la gente estaba acostumbrada a otro juego, a que el portero controlara y le pegara al balón lo más largo posible. Y de a poco la gente se fue acostumbrando", reconoce el golero chileno.
Capitán América abrió una puerta al protagonismo de los arqueros en el juego de posesión. "Luego veo también que desde atrás se puede construir ocasiones de gol, y por ende también conseguir goles en base a ese tipo de juego", asume.
Aunque tuvo detractores, Bravo se impuso por su calidad y perfección: "Hoy la gente disfruta cuando ve a los porteros del club jugando desde atrás, sacando el balón limpio, no sintiendo la presión que sienten la mayoría de los porteros en esa posición y en esa clase de juego".
Y obviamente es una sensación gratificante que le ha permitido levantar ocho copas en el fútbol inglés. "La verdad es que los que jugamos ahí atrás disfrutamos también. Disfrutamos contribuyendo a la labor positiva del juego", sentencia el internacional chileno.
Manchester City volverá a las acciones después de tres meses de receso este miércoles, cuando reciba la visita del Arsenal por una nueva jornada de la Premier League.
