Rodrigo Herrera comenzó la semana en RedGol en La Clave lamentando profundamente los graves y violentos incidentes ocurridos este pasado domingo en el estadio Ester Roa de Concepción durante la Supercopa de Chile disputada entre Colo Colo y Universidad Católica.

“Una mañana amarga donde vengo a decirles lo fácil que resulta condenar la violencia, pero lo verdaderamente complejo es encontrar las soluciones. Esa receta de un doctor imposible que hemos estado buscando en los últimos 35 años. O más bien equivocándonos una y otra vez y mirando el sudeste cuando muere una  niña vendiendo banderas con su madre, cuando se destruye un memorial de hinchas fallecidos en un accidente o cuando en la calle te apuñalan por llevar otra camiseta”, dijo Herrera.

Barristas de Colo Colo y la Católica se enfrentaron en la Tribuna Andes, detonando incluso fuegos artificiales. El partido estuvo detenido largos minutos y se pensó en la suspensión. Finalmente se volvió a jugar tras desalojar el sector contabilizando heridos de consideración.

“En los estadios ahora la violencia es más episódica, pero cuando toca rápidamente llegan las condenas grandilocuentes y las voluntades por un nunca más que después se abandona con la misma rapidez con que llegaron a esas frases vacías”, agregó el rostro de la casa.

El conductor de RedGol en La Clave complementó tajante que “estamos a enero del 2022 y Estadio Seguro está muerto. La seguridad de la ANFP en grave entredicho, y una política estatal complemente superada por los hechos y el tiempo. Hemos perdido todos los rounds, la violencia en los estadios lleva 30 años derrotándonos alejando a los niños y la familia comprometiendo el futuro del fútbol”.

Sobre la misma añadió que “hay niños que sólo conocen la pelota por el PlayStation y en parte es por esto. La barras bravas se han vuelto agrupaciones delictivas con líderes gansteriles que ocupan su poder para ganar plata en ilícitos de amplio espectro, y seguidores que malentendiendo una épica creen que por defender colores es legítimo el odio y la sangre al que piense distinto”.

“Son el símbolo de la intolerancia. No todos los barristas son así y hay gente con un corazón inmenso y solidario, pero si algo menos positivo tiene lo de ayer es que el proyecto del barrismo social que propone el nuevo gobierno se vuelve impracticable. Estos mismos violentistas se vestirían de activistas sociales para tener el control y beneficiarse de todo lo que puedan. Pasaría sin dudas, tal como ocurre en el estadio donde la mayoría son buenos, pero siempre ganan los malos”, sentenció Rodrigo Herrera.