Elías Figueroa ha hecho noticia en los últimos días por un libro que escribieron Pablo Arteche y Nelson Osses sobre el gran defensor chileno, que es para muchos el mejor futbolista de la historia de nuestro país. De hecho, es el único en disputar tres Mundiales por la Roja (1966, 1974 y 1982).

En entrevista con Las Últimas Noticias, manifiesta que se siente muy querido en todo Chile, menos en Villa Alemana donde juega de local. ""Donde voy me piden fotos y autógrafos, menos en Villa Alemana, porque acá todos me conocen de cabro chico. Me enorgullece que el estadio de Valparaíso lleve mi nombre", asegura por el recinto de Playa Ancha.

De hecho es al único estadio al que va de repente. "Veo poco fútbol. Solo voy a ver a Wanderers. Más a sufrir. La gente me dice que haga algo. Pero solo soy hincha. Hoy prefiero tomarme un café con mis amigos en el centro de Villa Alemana y pelar que andar viendo fútbol", manifiesta con franqueza.

"Hago charlas donde me invitan. Fui entrenador, pero nunca me gustó. Mi vida, en verdad, hoy está fuera del fútbol", aclara sin ánimo de querer candidatearse para ayudar al desarrollo del fútbol chileno.

Consultado sobre si esta lejanía de las canchas y de la actividad puede pasarle la cuenta con las nuevas generaciones, manifiesta no estar inquieto. "Para nada estoy preocupado de eso. Todos saben lo que fui en el fútbol chileno y mundial y eso ya está escrito", enfatiza. 

Claro que ya no le interesa situarse por encima de otros jugadores y discutir por el cetro del mejor futbolista chileno de la historia. "Sinceramente hoy no quiero ser recordado por ser el mejor de la historia, sino por ser una buena persona. Yo hago cosas por las niños y adultos mayores del país sin que se sepa, porque es lo me interesa dejar como legado. Esa mi forma de devolver la mano a lo que me dio el fútbol", expresó.