No era un avión. Era un verdadero palacio con alas. Así se puede describir el lujoso jet privado Lockheed JetStar con el que se desplazaba por todo Estados Unidos el gran Elvis Presley.
Si bien el avión no vuela desde la muerte del icónico cantante, aún se mantienen los lujos en su interior. Por ejemplo, están intactas las enormes butacas, que fueron tapizadas con un terciopelo rosado, a pedido de la súper estrella. También se puede ver un televisor, algo impensado para la época, tomando en cuenta que las primeras pantallas en vuelos comerciales aparecieron muchos años después de su muerte.
Tampoco faltaba, cómo no, el bar, un lugar sagrado para Elvis, además de una gran cocina, que tenía un ¡lavaplatos de mármol!
Si tuvieras un avión, ¿qué le pondrías?