Este martes una serie de audios filtrados dieron a conocer una supuesta extorsión que hizo la defensa de Nano Calderón para presionar a su padre, Hernán Calderón Salinas, para que no apoyar la medida cautelar de prisión preventiva que ahora cumple su hijo en la cárcel Santiago 1.

Pero además pusieron en evidencia que a la víctima de apuñalamiento y abogado nunca le preocupó la demanda por abuso sexual reiterado que interpuso en su contra la polola de su hijo.

En uno de los archivos se escucha la conversación telefónica de Calderón Salinas con un antiguo conocido y cercano a la defensa del hijo imputado de Raquel Argandoña, el abogado Cristián Opazo, quien le ofreció los términos para quitar la querella por el delito sexual.

"Lo primero que ellos tienen que hacer es retirar esa querella, compadre. Esa querella, compadre, imagínate el daño que me hace con mis hijas. A mí no me hace ningún daño, me da lo mismo, no van a poder probar nada. Un supuesto agarrón de un cachete del traste y una pechuga", indica Hernán padre.

Opazo entonces le reconoce que "eso a Mario le afectó mucho, porque cuando le dije 'compadre, no está ni ahí. Ni ahí'. A él se le cayó lo que le parecía su principal fortaleza".

 

Luego, Calderón Salinas le recalca a su contraparte que "lo peor de todo es que mis hijas son las más indignadas. Ellas lo único que quieren es que yo siga adelante. Si antes estaban emputecidas, ahora están enceguecidas. Quieren que yo haga reserva de acciones, quieren querella por calumnias contra la galla. Todo".

"Además hay un tema de extorsión de por medio, que todavía no hemos tocado. Pero no importa", subraya a continuación, ante lo que Opazo le reconoce "es cochino po, hu**. Es cochino".

Antes de que termine el audio, Hernán Calderón le deja claro a Opazo que "gracias a Dios, la vida ha sido generosa conmigo en muchos aspectos y si quiero tener a una mujer no necesito acosar a ninguna. Perdona que lo diga así de claro".

"A mí me consta, por hue**", cierra Opazo, otorgándole el punto a su interlocutor.