“Y pues, vamos a llorar básicamente ¿estamos bien con eso verdad?”, dijo Mon Laferte a su público de la Quinta Vergara. La cantante volvió a la ciudad de su infancia y adolescencia para ofrecer por primera vez su concierto en formato acústico Sola con mis Monstruos este jueves 12 de enero, en el marco del Festival Teatro a Mil 2023.

Antes de comenzar, una fila grande esperaba entrar al anfiteatro de Ciudad Jardín. Quienes fueron sus vecinos, ahora eran su audiencia que contempló con respeto su música, como también, su humildad que cautivó toda su interpretación. Con una sonrisa y de un vestido blanco (que al levantar las manos parecía mariposa abriéndose al cielo), la mujer agradecía a todos los asistentes por estar acompañándola en su presentación con sus "monstruos". Según Laferte, cantar en la Quinta Vergara con un concierto propio, era un sueño que se hizo realidad.  

En momentos tomaba un par de copas. “Estoy nerviosa, ¿puedo tomar vino?”. Y sí, se notaba nerviosa, aunque no solo eran nervios: era un profundo suspiro que al cantar le salían lágrimas. A pesar de la felicidad y plenitud que se debe sentir por su trayectoria, provenir de la Población Gómez Carreño, y ahora, ser una artista que logró el reconocimiento internacional, su mirada no era totalmente de alegría.

Sus ojos parecían tristes. Ella no estaba presentando en Estados Unidos, México, o en cualquier otro lugar donde su repertorio presenta canciones mucho más movidas. Mon Laferte estaba en su ciudad natal, en el tiempo donde era una desconocida sin recursos que intentó todo por cumplir su sueño. La nostalgia, melancolía y dolor se reflejaban en su rostro.

Su primera canción fue Amado mío, un éxito del álbum Seis. Un tema musical que habla de la entrega absoluta del amor, pero su sonido tiene tonos oscuros, su coro pareciera ser un laberinto en forma de espiral. Es como si se ocultara algo o existiera miedo. Al presentar la primera composición, la cantante intentó decir implícitamente que este concierto no era una celebración, si no que un espacio de su memoria personal y testimonio.

Luego llegó Funeral que habla de la decadencia silenciosa que existe en una relación amorosa. “No me despierten, quiero soñar con nuestro funeral”. Es uno de los versos de la canción. Pero el tercer tema fue Trenza, y aquí, no habló del imaginario del amor, si no que de su abuela materna. Antes de presentar la canción dijo, “la siguiente canción, es una canción bien especial. La escribí recordando a mi abuela que nació en Iquique pero que se crió en Valparaíso. Para todas esas mamás, abuelas, que quieren el mejor futuro para sus bebés, esta canción se llama la Trenza”.

Una de sus líneas dice “tú eres distinta a todas las del barrio. Para mí, la princesa de la población”. Es inevitable no hacer hincapié en el testimonio de clase y género que hace Mon Laferte. Sabemos que, en Chile, la familia monoparental es la predominante en nuestro país, donde solo la madre es jefa de hogar.

Para muchos, una artista que canta de amor. Pero su obra habla de Patriarcado, sus restos dentro de ella y de las mujeres que se identifican con el dolor de esas cadenas. No obstante, esas cadenas se soltarán. 

Sus raíces e historia en el escenario

“Les dije que íbamos a llorar. Saben que para mí es todo un desafío porque la idea original de este concierto Sola con mis Monstruos era algo pequeño, íntimo, acústico y estamos en la Quinta Vergara”, al anunciar esas palabras todos y todas comienzan a aplaudir.  “Pero cuando uno está en casa, no importa la cantidad de personas porque es íntimo, eso siento yo”. Todos gritan “Sí”.

Agrega, “¿cómo están las tías, mis primas?”. Todos ríeron.

Luego presentó otra pieza musical. “Bueno, vamos a cantar una canción. Escribí la letra en inglés para que no me diera tanta vergüenza. Ni sé hablar en inglés, pero lo puse en el traductor de Google”. El público se sintió cómodo y alegre con su espontaneidad y se rió de sus bromas. Pero después todo tomó un giro.

“Me da vergüenza porque esta canción habla de mi infancia, de mi adolescencia, de una etapa que quisiera olvidar. Algo que viví en esta ciudad y eso, se llama la canción "A Crying Diamonds”, indicó Mon Laferte. La canción pertenece al álbum 1940 Carmen y habla sobre un abuso de un hombre de 40 años a una niña de 13.

En sus ojos corrieron lágrimas, una mirada pidiendo consuelo. Los sonidos de sus siete músicos detrás tocando violines y un chelo, junto a su interpretación daba la sensación de una confesión, un relato que ya quedó enterrado pero no olvidado, y pareciera que resurge cuando ella pisa Viña del Mar.

Interpretación magistral de El Gavilán de Violeta Parra

Ya casi en el final final de esta grandiosa presentación, llegó el turno de la extraordinaria y visceral interpretación de El Gavilán, una canción de nuestra artista nacional Violeta Parra. El homenaje fue caótico y remecedor.

“Mi vida, mi vida, yo te quise
Mi vida, mi vida, yo te quise
Veleido, veleido, veleidoso
Veleido, veleido, veleidoso”

Gritos, solos, guitarra presente. Una serenata para llorar. Quizás para reír, pero esa risa que nos llegó luego de haber superado una gran batalla.

Al terminar la canción, dice “esto es más intenso que la cesárea que me hicieron”.

Un final de emociones

El cierre de la jornada estuvo marcada por sus últimas canciones. “Saben que, ya dije mil veces que estoy contenta y muy agradecida. Imagínense una niña de Gómez Carreño, es hermoso estar aquí, cumpliendo un sueño, muchas gracias”.  

Uno de sus momentos más emotivos es la presentación de Niña. “Hice una canción cuándo estaba embarazada y se llama Niña”.  Una obra musical que se le canta a un bebé en su cuna. Lágrimas y lágrimas salían de ella.

Muchas veces se lanzó al suelo, sin poder mostrar su cara. Otros momentos de fuerte emoción para ella, las luces se apagaron, resguardando su intimidad y la fuerza que tenía su presentación musical en ese momento.

Tal como lo decíamos antes. Sola con mis Monstruos fue un viaje dentro de su interioridad, no sólo del imaginario del amor, si no que de su infancia de niña de población con sueños de ser una artista musical.

Y sobre todo destacar el registro de sus vivencias como un testimonio que puso en la mesa una intensidad femenina que muchos hablan pero que pocos experimentan. Una artista tan comprometida con su obra, que pareciera que ella misma le hace una reverencia. Es honesta.

El spoiler que podemos hacer, es que lo logró, la adolescente llena de metas y creatividad que algún día debía ser revelada, construyó su propia escalera al cielo. Gracias Mon Laferte por ser una voz femenina que desnuda el alma al cantar. 

Archivo  Twitter.

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