El Instituto de Salud Pública informó que en las últimas dos semanas la cantidad de contagios de virus respiratorios aumentó un 236% en comparación al 2021, principalmente casos de Covid-19, pero también destaca la influenza y el virus sincicial. 

El virus respiratorio sincicial (VRS) es una de las principales causas de infección respiratoria aguda baja en niños y niñas, principalmente recién nacidos menores de seis meses o bebés que hayan lactado por menos de tres meses.

También afecta a población vulnerable de salud, como personas inmunocomprometidas, adultos mayores, personas con enfermedades respiratorias crónicas o al corazón o quienes sufren de tabaquismo pasivo.

Este virus afecta a los lactantes generalmente en los meses más fríos, entre mayo y septiembre, con un peak de casos en julio y agosto, cuando las temperaturas en nuestro país llegan a los niveles más bajos. 

¿Qué es el virus sincicial?

El virus respiratorio sincicial es, tal como lo dice su nombre, una enfermedad respiratoria que tiende a producir una infección severa que destruye la pequeña vía aérea que tienen los recién nacidos, lo que causa que se les obstruyan las vías respiratorias, provocándoles dificultades para respirar

Principalmente el virus afecta a los niños prematuros que no han desarrollado del todo sus vías respiratorias, niños cardiópatas o con alguna otra enfermedad de base.

¿Cómo se contagia el virus sincicial?

Al igual que otros virus respiratorios como el Covid-19, se contagia de persona a persona, por contacto físico y por las partículas que se esparcen al hablar, estornudar o toser. Es un virus muy contagioso que puede permanecer por cerca de seis horas en algunas superficies. 

Es por ello que sus medidas de precaución son similares a las de cualquier virus respiratorio, es decir, lavado de manos permanente o la limpieza de algunos objetos que puedan compartir los niños como juguetes. 

¿Cuáles son los síntomas del virus sincicial?

Los síntomas del virus sincicial varían de acuerdo a la gravedad de la enfermedad y son similares a los de otras enfermedades respiratorias: 

  • Síntomas leves: Estornudos, tos seca, mucosidad, congestión nasal y fiebre baja (menor a 38°C). Para estos síntomas se recomienda observar la evolución del niño o niña, aumentar su consumo de líquidos y realizar aseo nasal con solución fisiológica.
  • Síntomas moderados: Decaimiento general, tos que dificulta la alimentación, silbidos para respirar, fiebre mayor a 38°C y falta de apetito. En estos casos se recomienda consultar al centro de salud más cercano lo más pronto posible. 
  • Síntomas severos: Palidez y decaimiento facial, fiebre mayor a 38,5°C, irritabilidad y problemas respiratorios como respiración rápida, pausas al respirar o apnea, quejidos al momento de respirar, respiración en la que se hunda el tórax e infle el abdomen y cianosis (color azul en la piel y mocos por falta de oxígeno). En estos casos hay que asistir inmediatamente a servicios de urgencia.