Este viernes es el “Día D” para la demanda de Chile contra Bolivia ante La Haya. Mañana se inicia los alegatos orales de la demanda interpuesta por Chile ante la Corte Internacional de Justicia para zanjar la controversia por la propiedad del caudal del río Silala.

Chile y Bolivia se verán las caras nuevamente en la Corte Internacional de Justicia, a cuatro años que La Haya resolviera que Chile no está obligado a negociar una salida soberana al mar para Bolivia. Esta vez, y hasta el 14 de abril, se tratará de argumentar que el Silala es un curso de agua internacional y que, por ende, ambos países tienen derecho al uso equitativo y razonable del río.

El equipo liderado por la Subsecretaria de Relaciones Exteriores y agente chilena, Ximena Fuentes, tratara de argumentar, además, que Bolivia tiene la obligación de tomar medidas para prevenir y controlar la contaminación del caudal y que se tiene se debe notificar de manera oportuna las medidas planificadas que pudiesen tener un efecto sobre el Silala.

 

¿Por qué es tan importante el río Silala?

Hay que comenzar contextualizando que el río Silala se ubica en pleno desierto de Atacama y desemboca en el río Loa. Tiene cerca de 10 kilómetros de largo (4 km en Bolivia y 6 km en Chile), cerca de un metro de ancho, una cuenca de 234 metros cuadrados y un caudal de 170 litros por segundo en la frontera.

Todas estas características hacen que flujo sea vital para toda la región de Antofagasta, ya que suministra de agua potable a la capital regional y los pueblos de Sierra Gorda y Baquedano; además de suministrar agua para la industria.

 

Historia de la disputa

Esta historia comenzó en 1904, con la firma del tratado de paz donde se aprobaron los límites entre ambos países y que dejó a Bolivia sin acceso soberano al mar. En dicho mapa, el Silala cruza la frontera entre el cerro Silala y el cerro Inacaliri. El tratado se respetó hasta 1999, cuando Bolivia cambió su postura y, según el país altiplánico, el Silala era una vertiente boliviana cuyo flujo llegaba a Chile luego de ser artificialmente desviado.

Resulta que en el mismo tratado, Chile se comprometía a compensar a Bolivia con la construcción de líneas ferroviarias; años más tarde, las autoridades de Potosí autorizaron a una compañía ferroviaria a utilizar las aguas del Silala para hacer funcionar las calderas a vapor del ferrocarril. La empresa realizó obras de canalización en ambas riberas, motivo por el cual, sostienen, se pudo aumentar el caudal y desviar las aguas hacia Chile.

Bajo este argumento, las autoridades bolivianas amenazaron con desviar el cauce. El 2006, los Gobiernos de Michelle Bachelet y Evo Morales trataron de resolver el problema. Sin embargo, todo quedó en nada con la asunción de Piñera el 2010, cuando Bolivia planteó que Chile debía pagarles una compensación por el uso de las aguas del río.

Ante dicho escenario, y con el fin de demostrar que el caudal del río Silala fluye naturalmente hacia Chile hace miles de años, es que el Gobierno chileno decidió demandar a Bolivia ante la Corte Internacional de Justicia de La Haya.

Twitter Ximena Fuentes, Subsecretaria de Relaciones Exteriores