Universidad de Chile comenzó la temporada 1988 con el vuelito de lo que fue la clasificación a la Liguilla de Copa Libertadores el año anterior y con las incorporación de una de las promesas del fútbol chileno de ese entonces: Jorge Pérez. 

En la banca estaba Alberto Quintano, el que renunció luego de la eliminación de los azules de la Copa Chile. Más allá del revés deportivo, venía hace rato reclamando por la falta de un refuerzo en ofensiva.

El presidente de CORFUCH, Waldo Greene, decidió entregarle la responsabilidad de la banca azul al recién retirado Manuel Pellegrini, defensa rústico que había defendido toda su vida una sola camiseta, la de Universidad de Chile y que se desempeñaba en las divisiones inferiores del club.

El Pele era del palo de Fernando Riera, estudioso de cada detalle, cercano a los jugadores, pero siempre marcando la línea de respeto entre entrenador y dirigidos.

Respecto al delantero que pedía el Mariscal, nunca llegó, pero sí, el arquero Héctor Giorgetti. Cuenta la leyenda que a Chile venían dos jugadores de Huracán, el propio Giorgetti y el delantero Marcelo Barticciotto. En la U optaron por quedarse con el portero...

La U no comenzó mal, en sus primeros seis partidos, ganó uno y empató cinco (entre ellos con Universidad Católica, sumando siete puntos (en aquella época el triunfo sólo daba dos puntos). Pellegrini pasó de interino a firmar contrato como DT de la U por tres años.

El campeonato avanzaba y recién vino a conocer de derrotas en la fecha 7 ante el siempre difícil Cobreloa. Luego sufrió otras dos consecutivas: 0-1 ante La Serena en el Santa Laura, y 0-1 ante Everton en Sausalito. Justo en este tramo del campeonato, Manuel Pellegrini viajó al viejo continente para seguir perfeccionando sus primeras armas como entrenador.

El 12 de octubre de 1988 Universidad de Chile fue goleador por Cobresal 0-5 en el Estadio El Cobre cerrando una primera rueda con apenas 12 puntos, producto de tres victorias, seis empates y seis derrotas.

En la segunda rueda, la U mejoró, pero no le alcanzó. En las primeras cinco fechas ganó dos partidos y empató tres. El descenso no era ni tema para Universidad de Chile en ese momento y nadie visualizaría el final.

El 11 de noviembre, los azules caen en el clásico universitario, pero en la fecha siguiente ganan en Valdivia y empatan con Cobreloa en el Estadio Nacional. Los dirigidos por Manuel Pellegrini sumaban 22 puntos.

Acá viene el punto de inflexión para la campaña azul: pierde tres partidos consecutivos. La Serena, Everton y Fernández Vial. La derrota ante los viñamarinos en el estadio de Unión Española caló hondo, porque no solamente fue un 0-3, Luis Rodríguez le entró muy fuerte a Mario Chispa Cruz y lo fracturó. El Chama fue suspendido por varias fechas y los hinchas se agolparon en el camarín sur del Santa Laura pidiendo la renuncia de Pellegrini.

La U comenzaba a poner en peligro su permanencia, más aún después de pegar otras tres jornadas negativas: 0-0 con Unión Española, 0-0 con Naval y 1-2 ante O'Higgins en Rancagua.

Con 23 puntos, los azules enfrentarían la semana más importante de la década: ante Colo Colo y Cobresal, ambos partidos en el Estadio Nacional.

El triunfo 3-0 en el clásico hizo pensar a todos que la U renovaba su estadía en primera división, sin embargo, nada hacía pensar en el domingo negro para los universitarios.

El 15 de enero de 1989 la U empató dos a dos con Cobresal en el Estadio Nacional. Unión Española le ganó como visitante a Universidad Católica en San Carlos de Apoquindo, y O'Higgins hizo lo propio con Huachipato en Las Higueras. Unión, O'Higgins y los azules hacían 26 puntos, pero por diferencia de gol, Universidad de Chile descendía por primera vez en la historia.

Luis Musrri en su libro 25 Años Esperamos, relata lo que vivió ese camarín: "Manuel Pellegrini nos habló, y asumió toda la responsabilidad, nadie hablaba, sólo él".

En ese camarín Pellegrini se comprometió ante los medios a encabezar la vuelta de la U a primera. Algo que no se concretaría, al renunciar antes de comenzar el torneo de ascenso de 1989.

Nadie imaginaría que el primer paso del Ingeniero sería un descenso, sí, la historia dirá que luego se dio el lujo de dirigir al Real Madrid de Cristiano Ronaldo.