Los estudios de la labor de [[Lionel Messi]] en su cuarto mundial serán analizados hasta el más mínimo detalle. La Pulga perdió un penal ante Islandia, le marcó a Nigeria y dio dos asistencias en cuatro partidos. Muy poquito e insuficiente para uno de los mejores jugadores del mundo.
Y aunque la versión de Leo que vimos en Argentina estuvo deslavada, [[Jorge Sampaoli]] le dio la vuelta varias veces, sin conseguir los resultados esperados. Prueba de eso son los mapas de calor, que muestran que independientemente de la función que le diera el casildense, Messi seguía jugando en la misma posición de siempre.
Las estadísticas de la FIFA así lo señalan. Messi ocupó cuatro posiciones en la pizarra (de 10 ante Islandia, externo contra Croacia, mediapunta contra Nigeria y 9 frente a Francia) pero en lo formal, siguió en la misma ubicación en la cancha: un poquito pasado la mitad de la cancha y cargado a la derecha.
A esto se le suma la baja movilidad. Si bien los delanteros son los que menos kilómetros registran en esta copa, debido a que deben fijar su posición para evitar la proyección de las defensas rivales, lo de Messi es muy bajo: no alcanza los 8 mil metros por partido, un kilómetro menos que el promedio de su equipo.
Además, se consigna que la mayor parte del tiempo (un 85 por ciento de los 96 minutos disputados), Messi estuvo registró una velocidad en la cancha de entre 0 y 7 km/h. Esto significa que estuvo a este ritmo cansino un 10 por ciento más que el resto de sus compañeros.
Fotos: FIFA y Agencia Uno