El escándalo por el gol validado a Everton ante Unión Española está latente. El árbitro Cristián Garay no vio el doble toque de Juan Cuevas a pesar de revisar las imágenes en el VAR, por lo que incluso Roberto Tobar fue enérgico en condenar el cometido del juez en el Sausalito quien será sancionado.
En la cabina arbitral estaba Nicolás Gamboa, árbitro polémico que tampoco estuvo a la altura de la compleja situación que se vivió en Viña del Mar, según se pudo constatar en los audios liberados por el Campeonato Nacional.
¿Cuáles fueron los pecados de Gamboa? En primera instancia, llama a revisar la jugada a Garay sin hacer énfasis en lo más importante, que es el doble toque de Cuevas y habla del offside. “Te invito a revisar por un posible fuera de juego”, señala. Luego agrega “y también quiero que evalúes cuando parte el penal, pero a nuestro juicio le pega dos veces”, en un lenguaje poco claro debido a que redunda la idea utilizando conjunción coordinante que denota oposición.
En la revisión de la ejecución de Cuevas, comienza pidiendo la cámara “corta” para ver el doble toque, pero de inmediato cambia de parecer y va a una más lejana obviando lo principal. “Muéstrame la del fuera de juego primero”, pide Gamboa, para ver una invasión de Sebastián Sáez lo que no hubiese tenido sentido si se de inmediato la jugada quedaba inválida por el doble toque.
En segunda instancia se revisa un fuera de juego que no existía y recién como tercer punto van al detalle del doble toque, que era claramente lo más importante de la jugada. “Quiero que evalúes el toque de Cuevas, el doble toque que para mi juicio es al mismo tiempo”, señala Gamboa quien erra nuevamente en el uso del lenguaje: físicamente es imposible que haya un “doble toque simultáneo”.
“Quiero que veas el golpe de Cuevas”, insiste Gamboa, en esta ocasión de buena manera. Garay mira la jugada con la cámara de atrás del arco y rápidamente dice “voy a validar el gol”, ante lo que Gamboa -que siempre quiso anularlo- reacciona tibiamente sin hacer énfasis en lo que miró anteriormente: “Vale, valídalo”.