La cúpula de Azul Azul se sobresaltó cuando supo que la Universidad de Chile, a través de la cuenta de Twitter oficial de la casa de estudios, hacía pública su "disconformidad" con el accionar de los controladores del conjunto azul, representados por Michael Clark en la presidencia y el grupo Sartor en la propiedad.

Sin embargo, los cuatro párrafos y dos carillas no parecieron tan explosivos en el análisis interno. De hecho, se detectaron varios detalles más bien "amarillos" que le quitaron gravedad a la declaración firmada por los directores que representan a la Casa de Bello en el directorio, Carolina Coppo y Andrés Weintraub.

Justamente, ese es el primer detalle. El escrito no está firmado por su rectora, Rosa Devés, quien no se ha referido a Azul Azul más allá de sus dichos en mayo: "Hay que seguir con lo que ha emprendido Ennio Vivaldi, defender nuestros valores, estamos bien asesorados con nuestros directores".

El segundo alcance nace al final del primer párrafo, cuando se asegura que las diferencias de Coppo y Weintraub con Azul Azul también se extienden a "la relación y comunicación del club con la hinchada". Tanto la Ley de Violencia en los Estadios como la ANFP piden especial cuidado en este nexo y penalizan cualquier vínculo directo.

La declaración pudo hablar de seguidores, partidarios, adherentes o hinchas de manera individual. Pero al optar específicamente por el colectivo, hace referencia a un conjunto que ha sido protagonista de distintos hechos de vandalismo y responsable de numerosas sanciones en contra de la U.

En tercer lugar está el tema del objetivo de la declaración. La carta solicita "enmendar el rumbo" a la administración, "dar a conocer el plan estratégico y reconsiderar la forma en que se toman las decisiones al interior del club, para así recomponer las confianzas y el debido respeto entre los miembros de un club como la U".

Es decir, el anhelo señalado por una mayoría de hinchas, de que la casa de estudios levantara al menos la posibilidad de estudiar el término de la concesión como una amenaza ante la crítica situación, nuevamente quedó debajo de la alfombra. De hecho, el mismo Weintraub la tira para el córner en diálogo con El Mercurio.

"Si se confirma que hay otros dueños detrás de esta compra, ¿el contrato de concesión puede quedar nulo?", pregunta el medio. "Prefiero no especular. Espero que no haya nada raro, pero es necesario que todo esto se esclarezca", dice el académico. "¿Y se reunirán con Clark?". "no hemos planteado nada más allá de lo que manifestamos en la carta", sentencia el ingeniero.