Finalmente. el pasado lunes 4 de julio se presentó la propuesta de nueva constitución que salió de la Convención Constitucional, luego de un año exacto de trabajo del órgano redactor, que estuvo marcado por las diversas discusiones sobre el texto, polémicas entre convencionales y la serie de mentiras que rondaron el proceso.
En este escenario, diversas voces políticas, como los expresidentes Ricardo Lagos y Eduardo Frei Ruiz-Tagle, más otros personeros de la ex Concertación, han salido a declarar públicamente su postura de cara al plebiscito de salida, ya sea a favor del Apruebo, el Rechazo o a votar en blanco. Dentro del mismo contexto, también se inició la época de propaganda política el pasado miércoles 6 de julio.
Sobre la propuesta constitucional y el actual escenario político, RedNews conversócon la docente del Centro de Justicia Constitucional de la UDD y expresidenta del Tribunal Constitucional, Marisol Peña, quien entrega su visión sobre el proceso constituyente.
¿Cómo vio el proceso constitucional? Desde la firma del acuerdo por la Paz hasta la entrega de la propuesta de la Convención.
Nunca vi una conexión muy directa entre el contenido de las demandas que se visibilizaron en el estallido social y un cambio global de la constitución. Me parece que esa idea hay que situarla históricamente en el Acuerdo por la Paz Social y la Nueva Constitución; ahora bien, ya instalada la idea por la clase política más que por un clamor popular, casi el 80% de los electores se inclinó por la opción de reemplazar la constitución vigente, lo cual es muy importante de cara a lo que vamos a enfrentar porque, ya sea que gane el Apruebo o el Rechazo el próximo 4 de septiembre, habría que cambiar la constitución.No es alternativa política ni democrática seguir con la constitución vigente.
¿Cómo vio el funcionamiento de la Convención?
Una de las cosas que más me llama la atención es que se ha hecho mucha propaganda que esto es un proceso único en la historia de Chile, nunca habíamos tenido un proceso donde la constitución fuese redactada por representantes elegidos directamente por elección popular, en ese sentido, tenemos una señal muy interesante y diferente en este proceso constituyente.
Ahora bien, una de las cosas que veo es que hubo posiciones muy irreductibles que dificultaron el logro de los consensos que debían adoptarse por los 2/3 de los convencionales; en realidad, hubo mucha obstaculización a que la constitución pudiera, por ejemplo tener definida la participación de privados en ciertas áreas como la minería o la salud.
Otro de los puntos que yo considero importante es que el proceso participativo que abrió la convención generó expectativas que no fueron integralmente satisfechas, porque hubo algunas de las iniciativas populares de normas, que tenían que cumplir con ciertos requisitos como reunir firmas, en definitiva terminaron siendo desechadas. Mucha gente siente un legítimo grado de frustración en el sentido que intentó aportar y las iniciativas no fueron ponderadas.
¿Cómo ve la propuesta final de la convención?
Me parece muy positivo que se haya consagrado la fórmula que Chile es un Estado Social y Democrático de Derecho, no solo porque sigue la línea que ya es común en las constituciones posteriores a la Segunda Guerra Mundial, sino porque la fórmula de este tipo de Estado hay que entenderla como una responsabilidad, que es un desafío muy importante del Estado y la sociedad para consagrar una verdadera igualdad de oportunidades, el Estado Social de Derecho significa que no basta con la igualdad formal y que nos traten a todos de la misma manera; sino que implica que tiene que construirse una real igualdad de oportunidades. De cara a las demandas del estallido social, me parece tremendamente positivo.
Lo que no me parece positivo es que se haya negado que este Estado Social de Derecho pueda convivir con el rol de subsidiaridad del día de hoy. Una cosa es fomentar la igualdad sustantiva, pero otra es que el Estado asuma las necesidades fundamentales sin participación de privados en materia de seguridad social, de salud y educación; yo creo que los defectos que tuvo la participación de los particulares en estas áreas, tiene que ver más con problemas de fiscalización, pero que no requerían de un cambio en la filosofía que los privados pudieran participar con el Estado.
¿Cuáles son los aspectos positivos o negativos de la propuesta?
Uno de los aspectos muy rescatables es la paridad, el hecho que haya normas mucho más precisas que favorezcan la igualdad entre hombres y mujeres, por ejemplo, que haya igualdad de trabajo, remuneración, que la integración de los órganos del Estado deben ser paritarios y otras iniciativas. El segundo gran aporte es lo que llamo la constitución globalizada, porque la propuesta de la convención tiene una gran cantidad de normas referidas conectividad digital, a la protección de datos de cara al avance tecnológico. Agregaría un tercer elemento, que es la preocupación ecológica y por el medio ambiente es una buena noticia que tiene muchas normas rescatables.
Para mí, lo más cuestionable es la definición del Estado de Chile como un Estado Plurinacional; una cosa necesaria es que se reconozca a los pueblos indígenas, pero no se les puede dar cogobierno en un sistema que pretende seguir siendo unitario. En segundo lugar, me parece muy cuestionable la arquitectura del sistema político, donde el Presidente no tendría un contrapeso real en el Congreso. Es lamentable que se elimine el Poder Judicial como poder del Estado, porque el contrapeso de los Tribunales es una garantía de que nuestros derechos van a ser respetados.
¿Cómo ve el escenario de cara al plebiscito de salida?
Hay dos señales muy importantes: primero, la carta del ex Presidente Ricardo Lagos, que señala que necesitamos seguir debatiendo la forma de resolver nuestros problemas, pero a través de una constitución que responda desde el punto de vista técnico constitucional; en segundo lugar, también están las declaraciones a favor del Rechazo de varias personas que históricamente no pertenecen a la derecha.
La convención hizo un esfuerzo, pero ese esfuerzo no dio como fruto un resultado óptimo que requiere el futuro y el desarrollo de Chile para los próximos años. Me parece que es una tendencia al incremento del Rechazo, creo que el espacio del Apruebo se va disminuyendo.
Hay quienes hablan de hacer reformas ya sea que gane el Apruebo o el Rechazo, ¿Quiénes deberían hacer las modificaciones?
Yo soy de las que piensa que cualquier cambio posterior al 5 de septiembre tiene que hacerse de forma institucional, usando la institucionalidad existente. Actualmente ese poder lo tiene el Congreso, por lo tanto, a quien le corresponde liderar ese proceso de cambio no es el Gobierno, no es el Presidente de la República, sino que es al parlamento, que debería conversar con el ejecutivo respecto a aquellos cambios que Chile necesita, desde el punto de vista técnico.
Creo que el Congreso debería elaborar esta nueva propuesta, ya sea de mejoramiento o de nueva constitución, con un concurso de expertos. Este proceso dejó en evidencia que una constitución no pueden hacerla personas sin especialización; en segundo lugar, llamaría al Congreso a instalar un proceso de participación ciudadana que sea incidente.
¿Algún mensaje final que quiera dejar?
Simplemente decir que cuando hay una elección binaria como esta, donde solo se puede decidir entre el Apruebo o Rechazo, la decisión es muy personal. Por eso hago una invitación a escuchar los distintos puntos de vista para formarse una opinión propia y llegar a la conclusión que si las cosas que a mí me molestan son estructurales o no; si van a afectar el futuro de mis hijos o, más bien, van a posibilitar el desarrollo de Chile.