La irrupción deBen Brereton fue una de las noticias más destacadas en laselección chilenadurante laCopa América. La esperanza de que sea la carta de gol que tanto se espera, hizo que los hinchas de la Roja le tomaran un cariño especial al nacido en Inglaterra.
Pero no solamente los fanáticos quedaron sorprendidos con su juego. El periodista Juan Cristóbal Guarello, en una columna publicada por el diario La Tercera, señaló que le da un plus a Chile, aunque se lanzó contra sus compañeros por el poco juego que le brindaron al delantero del Blackburn Rovers.
Luego de explicar la falencia ofensiva de la Roja, escribió que”ahí entra, casi de rebote, el empeñoso y luchador Ben Brereton. Tal vez en Europa haya decenas como él, pero en Chile, ninguno.Y su sola presencia en la cancha le da al equipo otra cosa. Entró con Argentina porque Palacios no respondió y sorprendió con su potencia, personalidad y la voluntad de pedirlas todas.Son pocos los que la piden siempre y no se conforman con un par de jugadas para quedar bien. Y no solo eso, corretea a los rivales y baja a colaborar en defensa.”
Luego, Guarello indicó que Ben 10″sabe jugar”. Por lo mismo, explica que”todos sus defectos técnicos los neutraliza con una mecánica y activación fuera de rango en nuestro medio: siempre marca las diagonales, siempre se muestra, se mueve por todo el frente del ataque, juega de primera, aguanta la pelota de espaldas y encara hacia el arco.Le da el peso específico al ataque que Nicolás Castillo o Angelo Henríquez jamás pudieron”.
“A Brereton se le notan los entrenamientos en la selección Sub 19 de Inglaterra donde fue campeón de Europa con Phil Foden y Mason Mount. Es un jugador bien trabajado, colectivo y con fundamentos, que aporta la verticalidad que le faltaba a la Roja”, agrega.
El comunicador detalla luego que le faltó juego colectivo. “Lo que puede dar Brereton lo notamos todos, lástima que sus compañeros en la cancha no acaben de verlo. Que cuando la pide o marca la diagonal para la habilitación opten en un 99% por el pase lateral o el toque a cinco metros para cualquier otro. Es muy evidente cuando se queda frustrado, con ambas manos abiertas pidiendo un balón que nunca le llegara. Pero no baja la guardia y pide la siguiente, que tampoco le llega.Entonces se inventa un cabezazo imposible y sacude el travesaño de Ederson. Y, a pesar de esto, sus compañeros otra vez lo dejan pagando”.
Finaliza su columna sosteniendo que”lo triste es que a esta altura su propio camarín haga tan poco por conocerlo y aprovecharlo”.