Universidad de Chile femenina está a horas del partido más importante de su historia cuando enfrenten a las 17:00 a Ferroviaria de Brasil en el Estadio del Deportivo Morón con la ilusión de sacar pasajes a la gran final de la Copa Libertadores de América.

Una de las grandes figuras azules es la delantera argentina Yael Oviedo, que no sólo ha marcado goles importantes para las universitarias, dos de ellos han sido de factura y postulan de hecho a mejor gol de este campeonato que se juega en Buenos Aires.

En el partido de cuartos de final ante Independiente Santa Fe, se vió a la trasandino gritar una frase muy conocidad en el fútbol argentino cada vez que el equipo colombiano asechaba el área del arco defendido por Natalia Campos.

Bastaba que una jugada del Santa Fe entrara al área de la U, para que Oviedo de un extremo de la cancha al otro y hasta romper la voz, emitiera un sonoro ¡¡¡Quiricochooooo, Quricochooooo!!

Conversamos con la atacante y nos confesa que "la verdad que no sé muy bien dónde viene o cuál es la historia del Quiricocho porque he oído varias versiones, yo obviamente lo utilizo porque estoy acostumbrada a eso y en el fútbol de acá se usa mucho".

Agregando que "a mi me resulta demasiado, de hecho cuando estoy en la cancha las rivales me miran, diciendo cómo '¿qué dice?' y yo sólo me río".

Yael Oviedo está confiada en que además de su calidad futbolística, puede aportar ante Ferroviaria su magia bilardista. "Sinceramente me da muchos resultados y lo usaré siempre, pero te reitero que no tengo muy claro de donde viene esa palabra", cerró.

Esta frase alcanzó fama mundial la semana pasada cuando el portero Bono del Sevilla le gritó "Quiricocho" a Erling Haaland antes de que pateara un penal....que terminó desperdiciando.

¿De donde viene el Quiricocho?

Según cuentan los argentinos, Juan Carlos Quiricocho es un hincha de Estudiantes de La Plata que tenía fama de "mufa". Entonces Carlos Salvador Bilardo lo utilizaba para que recibiera a los equipos rivales antes de los partidos ante el cuadro Pincha.

"Primero esperaba la llegada de las delegaciones visitantes para hacerse pasar por un hincha de ese equipo y les daba una palmada de aliento a cada jugador. De inmediato activaba la segunda parte: salía disparando hacia la tribuna visitante para transmitir su supuesta energía negativa durante los partidos. Solo cada tanto tenía trabajo extra en la semana previa y acudía a los entrenamientos del rival para comenzar a contagiar su mala suerte", informa TyC Sports.