Paulo Garcés dejó Deportes Antofagasta tras un oscuro periodo, con suspensión por doping incluida, y busca renacer en Curicó Unido. El arquero sabe que no será fácil y este fin de semana vivió uno de sus momentos más complicados luego de ser pifiado por la hinchada de Universidad Católica, su ex club.

El meta reflexionó sobre lo ocurrido y en conversación con La Tercera aseguró que "acá es normal que la gente no me quiera mucho, ya todos saben mi pasado. Pero trato de centrarme en lo mío. Venía de jugar poco, de un año complicado, y estos dos amistosos me han dado la tranquilidad y seguridad de que estoy haciendo las cosas bien".

Garcés además valoró que Nicolás Larcamón lo llamara para su nueva aventura. "La confianza que me tiene pese al año difícil que tuve allá. Que me haya llamado para este proyecto me dio confianza y tranquilidad. Con él encontraré mi mejor versión. Es un técnico que viene en ascenso".

El guardameta también analizó lo que fue su parón por doping. "Estuve seis meses sin jugar, sin recibir sueldo, sin poder entrenar y sin participar con el equipo. Eso obviamente que te deja afuera y es duro. Después de eso, empecé jugando. Pero terminé fuera del equipo por circunstancias de fútbol. Cambiar de aires, para mí y para mi familia, es muy importante. Esperemos recuperar mi nivel".

Finalmente, Garcés admitió que le gustaría volver a un equipo grande, pero sabe que es muy difícil. "Me encantaría, pero sé también que por la edad y el pasado de los tres equipos, es muy complicado. Me quedo con lo mejor que viví en cada uno de esos clubes".