El 25 de noviembre ahora está marcado a fuego en la memoria de los hinchas del fútbol del mundo, después de la repentina muerte de Diego Maradona en Argentina. Pero curiosamente la fecha coincidió con otra figura de reconocimiento internacional y más encima amigo del querido futbolista: el líder de la Revolución Cubana Fidel Castro.

Maradona tenía 60 años a la hora de su deceso, durante la actual jornada. La partida del líder político fue con 90 años de edad, en el año 2016.

Cuando Castro respiró su último halo de vida, Maradona se encontraba en Croacia, presenciando un campeonato de tenis. De acuerdo con la BBC, lo primero que dijo cuando supo de la muerte de su conocido fue que "he llorado descontroladamente. Me voy para Cuba a despedir a mi amigo".

La noticia le llegó de golpe. Nadie está preparado en realidad. "Me llamaron de Buenos Aires y fue algo muy chocante. Me agarró un llanto terrible, porque Fidel fue como mi segundo padre", declaró en ese entonces el jugador a TyC Sports

Para luego añadir que "yo viví cuatro años en Cuba y Fidel me llamaba a las dos de la mañana para hablar de política, o de deporte, o de lo que se diera en el mundo, y yo estaba dispuesto para hablar".

Pero la historia entre ambos se remonta varios años atrás, porque se conocieron en 1987, cuando Maradona viajó por primera vez a Cuba. Castro entonces se le acercó al ídolo argentino tras quedarse con el Mundial del 86.

Su reencuentro vino mucho después, cuando Diego viajó a instalarse en la isla para su rehabilitación. Con físico desmejorado y alejado de sus tiempos más gloriosos, recibió el consejo de Fidel.

"Me abrió las puertas de Cuba cuando en Argentina había clínicas que me las cerraban porque no querían la muerte de Maradona. Y Fidel me las abrió de corazón", declaró.

El ídolo incluso entrevistó al líder político en una oportunidad:

Diego sentía una gran admiración por Fidel. Siempre lo sintió cercano, al punto de que terminó tatuándoselo en la pierna izquierda. Esto, mientras en el brazo derecho, se desplegaba en tinta la imagen del también revolucionario Ernesto "Che" Guevara.

"Después de las muertes de 'Tota' (su madre) y mi viejo, es el dolor más grande que tengo, de verdad. El número uno de los revolucionarios fue el Che, con Fidel a la cabeza. Yo vengo en el pelotón de atrás", dijo en otra oportunidad, recalcando su cariño.

En tanto, Fidel Castro sostuvo alguna vez que "Diego es un gran amigo y muy noble también. No hay duda de que es un atleta maravilloso y mantiene una amistad con Cuba sin ninguna ganancia material para él".

Ahora, el 25 de noviembre es una efeméride marcada por la muerte de dos figuras de reconocimiento mundial, tan amados como odiados. Pero que hasta en la memoria de la gente serán inseparables.