Paulina Urrutia y Augusto Góngora viven momentos difíciles. Así lo deja saber la actriz en una emotiva entrevista que concedió al diario nacional Las Últimas Noticias, donde se sincera sobre el Alzheimer que aqueja a su esposo.
La recordada actriz, conocida por sus icónicos papeles en teleseries como “Sabor a ti” y “Fuera de Control”, relató cómo enfrenta la progresiva enfermedad que aqueja a su marido durante la pandemia por coronavirus.
“He necesitado apoyo anímico que nunca pensé que iba a requerir”, reconoció la actriz, para luego detallar que el deterioro de Augusto fue abrupto y eso la golpeó fuertemente en lo emocional.
El confinamiento ha complicado aún más las cosas. La intérprete nacional no esconde su pena y admite públicamente que ha sido un proceso devastador tanto para ella pero por sobre todo para su compañero de vida ya que no puede recibir visitas de nadie por seguridad.
“Ha sido absolutamente devastador para el Augusto, que no ha podido ver a sus hijos y nietos. La enfermedad ha avanzado como si hubieran pasado años”, expresó.
Asimismo, Augusto Góngora tuvo que modificar radicalmente su rutina en pro de su salud, pues debido a su edad corre gran riesgo de contagiarse.
“No pudo ir nunca más al parque ni a los museos porque es un adulto mayor (tiene 68 años) y corre más riesgo de contagiarse”, explicó Urrutia, detallando que además hacía pilates y terapia ocupacional para complementar su tratamiento.
El día a día de Paulina Urrutia y su marido
La actriz le hace frente al Alzheimer apoyando a Augusto en lo que más puede pese a su degastado estado anímico. “Ha sido devastador ver cómo la enfermedad avanza”, señaló.
En este contexto, la ex figura televisiva ha debido poner todo de sí para ayudarlo a realizar actividades básicascomo comer e incluso ir al baño.
“El Augusto tiene ahora más de un 80% de deterioro funcional y requiere apoyo para todo (…) necesita que le dé de comer hasta que lo acompañe para el baño”, reconoció.
Debido a que no pueden hacer mucho, su rutina se limitó a ir de compras una vez por semana. Sin embargo, debido a que no comprende la emergencia sanitaria, se rehúsa a ponerse mascarilla, provocando el dolor de Urrutia.
“Una vez por semana vamos a comprar al almacén del barrio, donde tiene menos riesgo de contagio. Pero como no comprende nada de lo que está pasando, cuando le pongo la mascarilla se enoja y le da una pataleta. Me dice: ‘Yo no quiero nada con usted, señora’. Tú no sabes la angustia y el dolor que me provoca eso”, indicó.