No hacemos una apología de la violencia, pero nada como las peleas de antes. Ahora a la primera se mete el árbitro y detiene todo, o los jugadores son mucho más cuidadosos por la presencia de cámaras. Antes, las diferencias se arreglaban de una forma más drástica.

Es el caso de una mocha que pasó a la historia del fútbol chileno: la que protagonizaron Ricardo Rojas y Marcos Villaseca en un Superclásico que disputaron Universidad de Chile y Colo Colo por la Copa Ciudad de Santiago en 1999.

Todo comenzó con un pape de Luis Musrri a Cristián Uribe y terminó en batalla campal. Pero Rojas se arrepiente con el correr de los años y así lo hizo ver en conversación con Emerson Jiménez a través de Instagram Live.

"Para mí fue bastante difícil y sentí por mucho tiempo vergüenza. Con la madurez uno se da cuenta de que es reflejo para los niños y la gente, por lo tanto, creo que me equivoqué. Fue un tema bastante incomodo y me costó tiempo sacármelo de encima", reconoció.

De todas formas, el ex defensor de la selección chilena reconoce que apuntó a uno de los pesos pesados del equipo colocolino. "Obviamente dejé contento a la mitad de Chile porque el Flaco era muy pesado", sentenció.

Lo más curioso vino después. Ambos jugadores fueron detenidos por Carabineros y pasaron la noche en el calabozo a la espera de la sanción de las autoridades. "Tuvimos que dormir en la misma celda con el Flaco, cada uno en su cama", asegura Rojas.

"Obviamente no nos hablamos en toda la noche, no cruzamos ni una sola palabra. Con el tiempo nos cruzamos en la selección y todo bien. El Flaco era más bueno que el pan, tenía ese cartel de pesado en la cancha, pero afuera era totalmente distinto", advierte.

Una historia que se recuerda a la hora de cualquier Superclásico, como la oportunidad en que la gresca terminó en prisión par alos involucrados. Y una señal para que, a partir de ese minuto, los jugadores tuvieran mejor comportamiento.