Dirigir un partido consciente de que es el último, es lo mismo que tomar la micro para ir a ver a tu pareja sabiendo que te van a patear. Una sensación muy desagradable, que fue lo que le tocó vivir a Rafael Dudamel con Universidad de Chile en el encuentro que disputó con Palestino en La Cisterna.

El venezolano, de todas maneras, no demostró que estaba en la agonía de su paso por la U. Esto porque tal como pasó desde que arribó a la escuadra azul, se mostró muy activo en la orden a sus jugadores principalmente, aunque también a los árbitros.

El primero que debió aguantar los gritos de Rafael Dudamel fue Gonzalo Espinoza. "No mires, participa", le repitió tres veces seguidas al Bulldog, pidiéndole más compromiso en el mediocampo. El volante parecía no entenderle al principio, pero finalmente le levantó el pulgar en señal de aprobación

Después fue el turno del tirón de oreja a los defensas, pues no le gustaba la manera en que estaban parados. "No lances, juega más" y "no te metas tanto" eran algunas de las órdenes que le entregaba a sus dirigidos, implorando para que el juego fuera "más sencillo".

Luego cambió de banda a Ángelo Henríquez con Brandon Cortés, quien fue una de las grandes sorpresas en su último baile. Y a pesar de su nerviosismo evidente, el equipo le respondía bien en la primera parte.

Cuando más molesto se le vio, fue cuando los árbitros dejaron ingresar a un jugador de Palestino que había salido para que lo atendieran. "Está en otro sector, no puede entrar", señalaba con locura a los jueces, que lograron contenerlo.

Sin embargo, el segundo tiempo fue más complicado para los azules. Por lo mismo, su energía estaba en pedir que los defensores estuvieran bien parados. La mayoría de los tirones de oreja eran para Augusto Barrios, que corría por esa banda, pues se oía desesperado al venezolano gritar "ojo con tu espalda" y "no pierdas la marca" en las pelotas detenidas.

Uno de los jugadores que mejor se vio en su etapa fue Henríquez, que con Hernán Caputto no andaba bien. No obstante, lo reemplazó a los 66', aunque el jugador en la banca le dio un afectuoso saludo a pesar de haber sido cambiado, en una demostración de afecto mutua.

“Ahora es nuestra, no te pongas por detrás, rótela rápido”, insistía Dudamel cuando recuperaba la U pidiéndole a sus jugadores que se mostraran para poder urdir una buena jugada, lo que le costaba a los azules promediando el segundo tiempo. "Hay que entrar en el partido, vamos", los recriminaba.

A los 78' llamó a Thomas Rodríguez. Más que DT de la U pareció Nicolás Massú, aleonándolo con un "vamos" y tratando de sacudirlo. Instrucción que no pareció dar mucho resultado, porque en la jugada siguiente el ex La Calera en vez de buscar el uno contra uno cerca del área, prefirió tocar para atrás.

No quedaba nada e insistía en el concepto que lo marcó como DT. "Ordénate" y "marca" era lo que más repetía, mientras se sacaba y se ponía la mascarilla constantemente. Quedaba claro que no quería irse con una derrota, lo que con el 0-0 final consiguió. Fue el último baile de un entrenador que, a pesar de su histrionismo, no será recordado por sus pasos en la U.