Hace poco más de un año Universidad de Chile tiraba la casa por la ventana para adquirir el pase de una de las figuras del campeonato 2018: el goleador de Huachipato, Gabriel Torres.

A días de debutar ante Melgar en Arequipa por Copa Libertadores, la U pagó más de un millón de dólares por el atacante y además entregó un porcentaje del pase de Nicolás Ramírez con una conveniente opción de compra para los Acereros.

El resto es cuento conocido: Torres apenas marcó un gol con la camiseta azul, fue muy cuestionado por los hinchas y el entrenador Alfredo Arias le bajó el dedo, por lo que el panameño tomó su bolsito y viajó a Ecuador para irse a Independiente del Valle.

 

Torres fue campeón de la Copa Sudamericana luego de vencer a Colón de Santa Fe y fue vital en los partidos de semifinales ante Corinthians, donde marcó los dos goles de su equipo en el triunfo de visitante sobre el Timao.

Y la situación del panameño cambió completamente, muy parecida a lo de Philippe Coutinho en el Barcelona. El brasileño, a préstamo en Bayern Múnich, es la gran carta de los azulgranas para recaudar los euros que le permitan comprar a Neymar.

Con menos millones, Gabriel Torres vive un presente similar. En junio vence su cesión a Independiente del Valle y en el segundo piso del CDA rezan para que los ecuatorianos compren el pase del delantero y con ese dinero hacer una oferta por Pablo Aránguiz.

La suspensión del fútbol a raíz del Covid-19 puede apurar la situación de Torres. Independiente debe decidir si compra el pase o no, pero en la U adelantan que no quieren otro préstamo y tampoco esperan el regreso del delantero. Dinero o nada.