Con más empuje que fútbol, por fin volvieron los abrazos en la selección chilena luego de vencer por 3-2 a Guinea en Alicante. El equipo de Reinaldo Rueda entró confundido a la cancha y eso lo aprovechó el rival, que estuvo atento a hacer daño cada vez que la Roja cometió un pequeño error.

 

Cuando el reloj marcaba los 38’ minutos de partido, Ibrahima Conté aprovechó un centro atrás para poner un derechazo esquinado en la portería de Claudio Bravo. Un golpe que sintió el equipo, que se fue a pura garra hasta el arco contrario.

 

 

 

Para el complemento, el técnico decidió mover el tablero y mandó a la cancha a Miiko Albornoz y Óscar Opazo en reemplazo de Alfonso Parot y Mauricio Isla respectivamente. Esto fue clave, ya que con ellos en cancha la Roja recuperó el juego por las bandas y comenzó a ser más profundo en ataque.

 

En el 64’, Chile atacaba con todo cuando un rebote le quedó servido a Jean Meneses, quien puso la igualdad y el empujón que el equipo necesitaba para revertir el resultado. Así lo entendió Rueda también, que mandó a Esteban Pavez, Diego Rubio y Sebastián Vegas para tener piernas frescas ante un equipo muy físico como el africano.

 

 

 

La tranquilidad llegaría 10 minutos más tarde, cuando Felipe Mora concretó una gran jugada del equipo y puso el 2-1. En el 74’, una mano de Julian Jeanvier permitió que Arturo Vidal, capitán ante Guinea, aumentara el marcador.

 

El equipo africano dejó de hacer tiempo y se puso a jugar para intentar, por lo menos, llevarse un empate. Uno que comenzó a ilusionar tras el descuento de Ibrahima Camará, quien a los 80’ puso el nerviosismo en la banca chilena. 

 

 

 

Para cerrar una jornada en la que los referentes sellaron su reunión tras dos años, Claudio Bravo contuvo de manera notable el último intento de los africanos.

 

Con este resultado, la Roja vuelve a los triunfos. Pero más importante que eso, volvieron los goles, ya que el equipo sumaba 220 minutos sin anotar. Con esto, la sensación que queda es que el equipo dejó atrás sus problemas y, como todos esperaban, empezaron a remar todos juntos por el mismo objetivo.