Por lo que habían hecho en el desarrollo del Mundial, las realidades de Brasil y Chile eran totalmente opuestas.

Mientras el cuadro local tenía rendimiento perfecto sin haber recibido goles, la Roja había caído ante Francia y Corea del Sur y sólo se había impuesto ante Haití.

Y los primeros minutos del encuentro dejaron en evidencia las diferencias entre ambas selecciones. A los 9 minutos Kaio Jorge batió de tiro libre a Julio Fierro.

Chile no reaccionaba en la cancha y cinco minutos después el mismo Kaio Jorge marcaba el segundo gol luego de una gran jugada personal. Sin embargo el árbitro consultó al VAR y dejó en evidencia el fuera de juego del jugador brasileño y anuló el tanto.

 

A partir de ahí el equipo de Cristián Leiva recibió un nuevo aire, y fue Joan Cruz que con un potente disparo desde fuera del área logró el ansiado y hasta ese momento soñado empate.

Si la paridad sorprendió a todos los presentes que llenaron el estadio de Brasilia, a los 41´ el mismo Joan Cruz silenció el coliseo con otro golazo luego de un pelotazo que vino desde campo propio.

Lamentablemente Chile no pudo aguantar la victoria para irse arriba en el marcador al descanso, porque cuando el reloj marcaba 44 minutos, Julio Fierro derribó al dolor de cabeza Kaio Jorge. El propio jugador derribado logró el 2-2 para Brasil.

 

En la segunda parte los dirigidos por Cristián Leiva hicieron un inteligente partido, neutralizando el poderío del local.

De hecho el partido estaba controlado cuando en 65´ Diego Rosa clavó un potente disparo que se metió en el ángulo del arco defendido por Fierro.

Luego del 3-2 Brasil se cerró y Chile fue incapaz de lograr el empate, pero luchó hasta el final y coronó su mejor partido en el Mundial.