La primera vez que el fútbol chileno estuvo a punto de ganar la Copa Libertadores fue en 1973, cuando el Colo Colo del Zorro Álamos llegó a la final, pero la perdió de forma polémica ante Independiente de Avellaneda.

El conjunto albo tuvo un andar notable en aquella Copa, porque mandó en la fase grupal, que compartió con Unión Española y Emelec y El Nacional de Ecuador, para avanzar a la fase semifinal del certamen.

Ahí se juntaban los seis mejores equipos en dos grupos de tres, donde los mejores de cada zona iban a la final, donde el Cacique hizo historia accediendo a la lucha por el título, con una tremenda victoria ante Botafogo en Río de Janeiro incluida.

La final

El duelo entre argentinos y chilenos partió en Buenos Aires, donde hubo un verdadero robo a favor de los transandinos. Los albos ganaban con autogol de Francisco Sá a los 71', pero el empate llegó a los 75', cuando Mario Mendoza empujó dentro de su arco a Adolfo Nef y el árbitro uruguayo Milton Lorenzo validó el tanto.

"La definición fue un robo, el equipo nuestro mereció ganar la copa justicieramente. Eran tiempos que se manejaban temas arbitrales. A Adolfo Nef en Avellaneda lo metieron adentro del arco. Era tanta la impotencia que Guillermo Páez le pegó una patada en el poto a un argentino cuando iba celebrando el gol. Además, le anularon un gol legitimo a Caszely en Santiago", dijo Mario Galindo sobre este partido.

En la ida fue 1-1, en la revancha en el Nacional fue 0-0, por lo que se fueron a un partido desempate en Montevideo, donde el Rojo ganó por 2-1 y se quedó con la Copa.

"Toda la culpa es de Gálvez (presidente de Colo Colo), por no querer pagarles a los árbitros brasileños que, incluso, se quedaron en el mismo hotel del equipo. Sin embargo, la obsesión de él era el estadio y no quería gastar", señaló sin tapujos Leonel Herrera sobre dicho duelo en Uruguay.

La Copa esa vez no fue para un equipo chileno, en una serie cargada de polémica.